¿QUÉ ES LA "FATIGA PANDÉMICA" Y CÓMO PODERMOS LIDIAR CON ELLA?

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La “fatiga pandémica” refiere al cansancio que afecta la salud emocional, más allá de quienes directamente se contagiaron con el virus

La fatiga pandémica es una sensación de apatía, desmotivación y agotamiento mental que sufre una persona. Actualmente, esta condición  afecta a millones de personas en el mundo; no solamente a quienes se contagiaron de coronavirus.

Este 7 de julio, la Universidad de California, en Los Ángeles, publicó un artículo con consejos para evitar este mal actual.

Según el estudio, el término “fatiga pandémica” no refiere al cansancio físico o del cuerpo o secuela de la enfermedad; sino al cansancio que afecta la salud emocional, más allá de quienes directamente se contagiaron con el virus.

Su causa está en los cambios en el estilo de vida relacionados con las cuarentenas parciales o totales, la ansiedad producida por el miedo a contagiarse; así como las constantes noticias enfocadas en las desgracias causadas por la enfermedad, el temor a perder el trabajo, la soledad causada por la falta de contacto con amigos y familiares o la misma sensación de desesperanza.

Asimismo, se apunta que la fatiga pandémica se caracteriza por sentirse mentalmente agotado, indefenso, triste, preocupado, frustrado e irritable; cambios que pueden causar trastornos del sueño, del apetito y la concentración mental; además de nerviosismo, irritabilidad, falta de motivación para hacer las cosas que a uno le gustan, y querer apartarse de los demás.

En este contexto, el artículo de la Universidad de California en Los Ángeles aconseja cuidar el cuerpo practicando un estilo de vida saludable. Es decir, hacer ejercicio diario, comer saludablemente y establecer una rutina de sueño saludable. Esto con el fin de tener energía y fortalecerá el sistema inmunológico.

En segundo lugar, se recomienda limitar el consumo de noticias a una hora o menos al día. No se indica la desinformación, sino no sumergirse todo el día en noticias negativas.

Tercero, reducir el estrés. Es decir, hacer actividades que calmen o te den alegría. Por ejemplo, aprender ejercicios de respiración, practicar yoga, dar paseos en el campo, leer o ver comedias.

Cuarto, conectarte con los demás. Esto teniendo cuidado de limitar el contacto físico con personas extrañas al hogar. Por ejemplo, se recomienda hacer llamadas telefónicas, videoconferencias, chatear en las redes sociales, o escribir cartas.

Quinto, acepta los sentimientos. Es decir, recordar que tratar de reprimir o ignorar los sentimientos no los hace desaparecer. Así se aconseja no tener miedo de buscar la ayuda de un profesional de salud mental.

Sexto, intentar el diálogo interno positivo. En otras palabras, tratar de no pensar en lo que va a pasar, solo vivir al día.

Y séptimo, crear nuevas rutinas de vida. Por ejemplo, se apunta reservar un momento del día para hacer algo. Es posible que esas nuevas rutinas o tradiciones continúen después que haya pasado la pandemia.

Cabe destacar que el texto señala que el gran peligro de la fatiga pandémica es que una población fatigada es más propensa a relajarse y descuidarse cuando el punto máximo inicial de la epidemia disminuye en su región geográfica.

En este contexto, se remarca que es posible que mucho del resurgimiento de la pandemia en Europa pueda ser explicado por una población fatigada que salió sin control en el verano boreal.

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