Permíteme contarte una historia verdadera. Hace ya algunos años me encontraba enseñando Ho'oponopono en Chile. El seminario duraba todo el sábado y mediodía del domingo.
Durante la primera pausa del sábado a la mañana, un hombre palestino se me acercó y me dijo que no estaba de acuerdo con nada de lo que acababa de compartir con ellos.
También me dijo que en realidad no quería asistir a la clase porque al ver mi apellido judío, pensó “¿qué puede enseñarme ella?”.
Luego me contó todo aquello en lo que él creía. Cuando concluyó, para su sorpresa, le dije que estaba de acuerdo con todo lo que acababa de decirme.
Le pedí que fuera abierto y flexible ya que yo consideraba que estábamos hablando de lo mismo, quizás utilizando diferentes palabras. Lo aceptó y decidió quedarse.
La mañana siguiente él compartió con la clase una asombrosa historia acerca de un grave problema que había tenido con la policía y sus empleados la noche anterior. En esa ocasión, usó una de las herramientas que yo les había enseñado el sábado y no pudo creer los resultados. Estaba asombrado por la forma en que las cosas milagrosamente se habían resuelto.
Al final de la clase me dió un fuerte abrazo y exclamó: “Esta es la Paz en Medio Oriente”.
Espero que tú puedas comprender la profundidad del relato. En aquella oportunidad no tuve la necesidad de convencerlo hablando, discutiendo ni queriendo tener la razón. No intenté tener la última palabra. Mientras él me hablaba, simplemente mantuve la boca cerrada y pensé: “Lo siento, por favor discúlpame por aquello en mí que haya causado esto”.
Tuve que tomar conciencia de que él no se encontraba ahí, que formaba parte de mis propios pensamientos, de mi propia memoria y que yo lo estaba atrayendo. Que aparecía en mi vida otra vez para darme otra oportunidad.
Si quieres libertad y paz, mírate a ti mismo y toma consciencia de que estás construyendo sobre memorias, tomando decisiones basándote en memorias. Estás juzgando basándote en memorias y analizando todo a través de las memorias. Estás ciego y sordo, pero crees saber. La mayoría de tus memorias son las memorias de tus antepasados, no las tuyas.
Alguien tiene que limpiarlo todo.
El único camino es el perdón. Cuando no perdonas, te estás lastimando a ti mismo, no al prójimo. Debes estar dispuesto a perdonarte a ti mismo primero por no saber lo que estás haciendo.
Ho'oponopono, el antiquísimo arte hawaiano para solucionar problemas, nos recuerda que la única razón por la que estamos aquí es para reparar el daño. Esa es la única razón por la que hemos regresado.
Estar aquí ahora es un regalo, por ello necesitamos despertar y decir: “Lo siento”. No porque seamos culpables o pecadores, sino porque somos 100% responsables.
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Mabel Katz
Puedes encontrar la paz y vivir la vida de tus sueños con Ho'oponopono.
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