POR FAVOR... ENSEÑALE A CAER Y LEVANTARSE!!!

Nunca emplees –con tu hijo– la palabra “obedecer” porque es un verbo indigno que denigra hasta a quien lo usa. Nadie es tan sabio que merezca ser obedecido. Enséñale, más bien, a dudar, a cuestionar, a rebelarse contra todo lo que le parezca injusto, sucio, cruel o falso. Anímalo a ponerse siempre del lado del que va perdiendo, del que se está llevando la peor parte, a proteger al pequeño y al frágil: al anciano, al pobre, al enfermo, a la flor, al niño, al perro. Y a serles fiel. Enséñale, por supuesto, a pelear por lo que cree. A guerrear como un loco por la verdad a como dé lugar, al precio que sea, hasta las últimas consecuencias. A creer en la gente que la busca y a dudar de la gente que la encuentra. Nunca prohíbas, convence. Nunca des órdenes, plantea siempre un gran abanico de alternativas. En lugar de pretender decirle lo que tiene que hacer, cuéntale tu experiencia: dile lo bien o mal que te fue en la misma situación y después déjalo solo. Que sea valiente y que decida solito. No le impongas tus opiniones. No le impongas tus afectos. No le impongas tus gustos. No le impongas tu religión. Ahórrale la mayor cantidad posible de miedos y de culpas y lo habrás librado de una inmensa carga de dolor completamente innecesario.No dejes de abrazarlo y besarlo sin falta todos los días. La certeza de que tú lo quieres más que a nada en este mundo será una razón para aprender a quererse primero y para (intentar) querer a los demás, después.No toleres nunca en tu casa el dudoso lujo de la violencia, lo único que lograrás será hacer miserable su niñez y cuando crezca y se convierta en la atroz catástrofe que tan primorosamente cultivaste, te devanarás los sesos preguntándote qué hiciste mal. No tengas miedo de mostrarte débil, falible, imperfecto, equivocado, triste, roto, humano. No te avergüences de contarle tus miserias, tus traiciones, tus flaquezas, tus derrotas. Si le hablas con el corazón en la mano, desarrollará un espíritu solidario y compasivo y será capaz de hacerlas suyas también, aprenderá a no sentirse con derecho a reclamarte, a juzgarte y condenarte. No lo obligues nunca a terminar la sopa apelando al hambre que tienen los niños del África a menos que tengas planeado animarlo a donar un porcentaje de sus propinas. Dale todo lo que necesite, pero tampoco mucho más. No olvides recalcarle que a los niños no se les diferencia por las marcas de sus zapatillas. Enséñale –por encima de todo– esa extraña alegría que solo se encuentra en el dar. Déjale muy en claro que cuanto menos tienes más libre eres, que –al final– tener no tiene absolutamente ninguna importancia.No olvides enseñarle también a buscar la belleza. Entrénalo para encontrarla a cada paso en la perfección de la naturaleza o en el caos y aún en los lugares más insospechados. Nunca censures su curiosidad, no escatimes elogios a su gracia, talento o brillo, jamás silencies sus pasiones. No lo vigiles. No lo espíes. No lo invadas. Jugar es una actividad muy seria que requiere de la más absoluta privacidad. No le mientas nunca, ni para salir en defensa de un héroe de la patria, ni para hacerte negar en el teléfono, ni para justificar la imperdonable inasistencia de Papa Noel. Tampoco para intentar maquillar en algo los tramos menos admirables de tu biografía. Que no se olvide nunca de que su mente es el único paracaídas con que cuenta y que solo lo salvará si logra que se abra a tiempo. No le digas que tiene que leer libros, mejor asegúrate de que, en casa, siempre te vea leer. No le digas que estudie, haz que sea testigo de la pasión con que haces lo que sea que hagas en la vida para ganarte los frijoles. No le digas de qué alegrarse, de qué indignarse, a quién admirar y de qué compadecerse. Deja que lo aprenda solo –por imitación o por oposición– viéndote batallar, viéndote sudar, viéndote insistir. Viéndote triunfar y celebrar y también fracasar con toda el alma y volver a empezar todas las veces que sea necesario. Enséñale, por supuesto, a perder, que eso es algo que nos va a tocar hacer una y mil veces. Enséñale a fallar, a sufrir, a llorar, a caer… Pero sobre todo… enséñale a levantarse siempre!!!!
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Comentarios

  • HOLA NORMA COMO SIEMPRE ME HAS DEJADO UN RICO SABOR EN EL ALMA AL LEER ESTE ARTICULO Y A PENSAR CUANTE RAZON TIENES , Y QUE NUNCA ES TARDE PARE EMPEZAR.Y AUNQUE CREO QUE MIS HIJAS LO SABEN HOY SE LOS DIRE Y SE LOS HARE SENTIR QUE ¡¡¡¡¡¡¡¡¡SON LO QUE MAS QUIERO EN ESTE MUNDO!!!!!!!
    GRACIAS NORMA, UN ABRAZO DE TU AMIGA QUE TANTO TE ADMIRA.
  • Mil gracias amiga, por tan excelente artículo que me deja grandes enseñanzas, las cuales deseo aplicar en el momento que lo requiera. Respecto a lo que comentas de la palabra obedecer es muy cierto, dice Osho en uno de sus libros que esa palabra nos ha condenado desde incio de nuestra existencia. En él Genésis nos dicen que por no obedecer Eva y Adán, los sacó del paraíso. Esa palabra creo que nos ha marcado en muchas situaciones. Por mi parte ya no la utilizo, la he sustituido por HACER CASO. Además que si estoy llevando un poco a la práctica lo que comentas de que no me hagan caso no más porque lo digo yo, porque soy su madre, sino que estén plenamente convencidos de que es para bien de ellos.

    Aún necesito aprender mucho, mucho, pero creo que pa eso sigo en este mundo, pa continuar creciendo y con tus aportaciones tan valiosas que nos das, claro que me ayudarán en ello.

    Recibe un gran abrazo con mucho cariño Normiux.

  • Gracias Normita por compartir tan hermoso artículo. Grabo en mi mente y corazón lo siguiente para tenerlo claro, para interactuar con mis dos adolescentes en casa:

    “…Ahórrale la mayor cantidad posible de miedos y de culpas ….”

    “….Enséñale, más bien, que el que grita más es siempre el menos fuerte, que el que más maldice es siempre el menos temible, que el que insulta más es siempre el más imbécil…”

    “….No dejes de abrazarlo y besarlo sin falta todos los días. La certeza de que tú lo quieres más que a nada en este mundo será una razón para aprender a quererse primero y para (intentar) querer a los demás, después….”

    Sin embargo... difiero en cuanto al manejo del término obedecer porque, como bien sabemos, en la Evolución Del Desarrollo Moral es imprescindible orientar a nuestros hijos y alumnos para que descubran la conveniencia de obedecer las leyes y normas sociales para lograr bienestar y derechos de todos. De otra manera... estaríamos generando más pérdida de valores e hijos sin control juzgando y condenando a sus padres y a toda autoridad que, para bien o mal... existe en nuestra sociedad.

    Con respeto y gratitud...
    Cecy
  • amiga que bonito esta tu articulo te ¡felicito! y cuanta razon tienes de veras que cada palabra que has escrito aqui es muy cierta y no se que mas decirte. solo tienes razón.
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