¿PODRÍAS VIVIR SIN TUS REDES SOCIALES?

9814214865?profile=RESIZE_710x

Hace unas semanas que el mundo se quedó durante varias horas sin Facebook, WhatsApp e Instagram, salió a la luz pública información sobre denuncias a las redes sociales por el daño que pueden hacer a algunas personas. Una de ellas es que la imagen femenina de los vídeos e imágenes que se les mostraban era extremadamente estereotipada e inclinada hacia una delgadez extrema y, al tener una baja autoestima, la constante exposición a esas imágenes implica un deterioro mayor y una necesidad de modificar su imagen. Explicaron los investigadores que la conexión que esta baja autoestima tiene con los desórdenes alimentarios que se derivan de querer cambiar la imagen mediante dietas extremas y hábitos alimenticios son poco saludables.

Las personas se han convertido en un emisor de información a través de las redes sociales, y también ver cómo su imagen se puede ver afectada por lo que hacen, o dicen de ellas en las redes. Tendemos a creer que todo lo que se muestra en las redes es verdad, sin detenernos a pensar que la gente miente, por estrategia o por querer mostrar otra cara.

Aprovechemos las oportunidades de la tecnología digital para mejorar el bienestar, pero, también, hagamos frente a los riesgos, afirma la OCDE.

Aunque las interacciones en línea con amigos y en redes sociales pueden ser entretenidas y gratificantes, la ciberintimidación, el acoso en Internet y la incitación al odio se han convertido en serios problemas sociales.  Hacer el mejor uso de las tecnologías digitales sin socavar los elementos básicos del bienestar humano requiere un conjunto diverso de competencias cognitivas y emocionales. Un ejemplo de esta «alfabetización digital» es la capacidad de valorar de forma crítica para distinguir entre información de alta y baja calidad; también, el autocontrol en el uso de Internet puede evitar la adicción digital.

El estudio de la OCDE ¿Cómo va la vida en la era digital? (How’s Life in the Digital Age?) utiliza las once dimensiones del marco de bienestar de la OCDE y evalúa los riesgos y las oportunidades a los que nos enfrentamos en todos los países al usar Internet, aparatos móviles, macrodatos e inteligencia artificial. Estas dimensiones incluyen ingresos y patrimonio, empleo y remuneración, salud, educación y competencias, equilibrio entre vida privada y vida laboral, compromiso cívico y gobernanza, relaciones sociales, calidad medioambiental, seguridad personal y bienestar subjetivo.

Las tecnologías digitales seguras mejoran la vida de los que tienen capacidades para usarlas.

Por ejemplo, simplifican el acceso a la educación, a la información sobre salud, a bienes de consumo comprados electrónicamente, acortan el tiempo de transporte gracias al teletrabajo y mejoran la eficiencia energética en los hogares y las ciudades; en resumen, hacen que las actividades humanas sean más eficientes. Entre estas habilidades se encuentran no solo las puramente digitales, sino también las emocionales y sociales vinculadas a una navegación segura del mundo virtual. Poseer una buena mezcla de ambos tipos, algo que convenientemente se ha dado en llamar "alfabetización digital", es un requisito imprescindible para que las personas compaginen sus vidas digital y real, evitando los problemas mentales asociados al abuso de las tecnologías digitales. El segundo tipo de riesgo digital se relaciona con la seguridad, en cuestiones como el ciberacoso y las brechas de seguridad digitales. En resumen, hacer que la digitalización esté al servicio del bienestar humano exigiría que se generaran oportunidades igualitarias, una alfabetización digital generalizada y una fuerte seguridad digital.

Cada vez más, las mujeres están aprovechando las redes sociales para aumentar su potencial de desarrollo en las distintas facetas de su vida profesional y personal.

Enviadme un correo electrónico cuando las personas hayan dejado sus comentarios –

¡Tienes que ser miembro de Retos Femeninos para agregar comentarios!

Join Retos Femeninos