Por eso me ponía a dieta y me traía dulces, para probarme cuanto me amaba. Muchas veces caemos en la cuenta que nos atraemos de acuerdo a nuestras adicciones, uno se hace pasar por víctima y el otro por el torturador, y es tan sutil, tan literalmente sutil, que no nos damos cuenta del daño que nos podemos hacer fingiendo un falso sentimiento de por “tu bien”.
Nadie debe de hacer sufrir a otro por el bien de sí mismo, bastantes torturas nos hacemos cuando no podemos con una adicción para que alguien también venga a ajusticiarnos, y además finja un falso interés, cuando en verdad queremos y respetemos a alguien lo ayudamos acompañándolo, en que pueda darse cuenta que cuenta con nosotros no acercándole lo más que más le hace daño, sino ayudándolo a proveerse de valor, de entereza para superar lo que esta “roto” y no puede unir de nuevo.
Las adicciones son vacíos de ausencia, de dolor, de soledad que con lo que usamos de “apaciguador” lo tratamos de llenar, cuando realmente quieres el bien del otro, lo ayudas a darse cuenta de lo que realmente busca y si esta en tus manos dárselo, lo haces y si no lo ayudas a sustituir por algo que realmente llene su vacío…
Que créeme no eres tú, sino la misma persona añorándose…
Todo puede volverse sencillo, fácil cuando damos con lo que nos habla para ser escuchado y cambiado…
Ayudémonos!!
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