Lo primero para seguir con una vida plena y sin cargas en el alma es no postergar el perdón. No hay nada mejor que “vivir libres de rencores” y no es una frase trillada es sólo una reflexión que nos mantiene seguros hacia el bienestar del alma.
"Desde el punto de vista psicológico, según el psiquiatra norteamericano Richard Fitzgibbon, hay tres formas básicas de lidiar con la ira, cuando nos han afectado “tanto”:
l. Negarla.
2. Expresarla de muchas maneras mientras pretendemos que no estamos ofendidos.
3. Perdonar.
El Dr. Fitzgibbon y otros psiquiatras y psicólogos, aplican una terapia que induce al paciente a perdonar, y comprueban que hay una mejoría considerable. Aquí se ve que la verdadera “ciencia” coincide con el Evangelio de Cristo.
Estos son los pasos terapéuticos que ellos recomiendan:
l. Confrontar la rabia interior, la vergüenza, la herida. La persona puede estar deprimida sin saber por qué, hasta que descubre la causa, oculta por muchos años o sólo por horas.
2. Reconocer la fuente de la herida, y descubrir el porqué.
3. Elegir perdonar. Aunque haya base para la ira y la venganza, no se elige eso, sino perdonar. Y no tiene que ser sólo por motivos religiosos, sino también por instinto de conservación: le va a hacer bien psíquica y físicamente.
4. Buscar una nueva forma de pensar sobre esa persona que nos ha hecho mal. Cuando lo hacemos, por lo general descubrimos que es un ser vulnerable, probablemente con heridas. -Ojo esto es muy importante-. No te has puesto a pensar que quien te ofende es porque es un ser egoísta, soberbio, infeliz, desgraciado, que desearía algo que tú tienes y te ofende para sacar provecho, cuando en realidad es tan pobre de alma, valores y sentimientos, por lo que no sabe manejar sus errores.
Por eso…
*Debemos liberarnos del dominio que la persona que nos ha herido ejerce todavía sobre nosotros mediante nuestro odio. Perdonar libera la memoria y nos permite vivir en el presente, sin recurrencias constantes al pasado doloroso.
*Todo insulto recibido puede convertirse en una nueva oportunidad de crecimiento interior, una gracia que nos envía Dios o cualquier divinidad que honremos, porque al perdonar somos canales de Su misericordia. Pero además, como dice el "Padre Nuestro", la oración que el mismo Cristo nos enseñó, cuando perdonamos también nosotros somos perdonados por Dios. Si rabiamos por una ofensa, si planeamos vengarnos por un insulto, si el odio se aloja en nuestra alma, el adversario –el rencor-, habrá ganado la batalla arrastrándonos al mal mayor, que es no vivir en paz y eso nos puede causar diversos males a nosotros y a los que nos rodean, enfermedades, depresiones, agresiones, etc.
*Mejor intentemos el perdón, seremos más felices.
Comentarios
¡¡¡Cuanta verdad, el perdón nos llena de paz. Sólo que la primera impresión es de rebeldía y miedo de perder nuestra dignidad, pero cuando nos decidimos y somos coherentes con ese sentimiento de perdonar nos invade la paz del amor y nos llena de humildad, no de humillación. Gracias por todo lo que nos dices.