Conversemos sobre la paz con Mabel
¿Se imaginan perder de un momento a otro todas sus pertenencias personales?… Es algo que le ha ocurrido a cientos de familias en California por los incendios, en México por los sismos, en Texas y Puerto Rico por los huracanes, y preocupada por apoyar espiritualmente a quienes requieren soltar para que se recuperen más rápidamente, tuve nuevamente como invitada en otra de mis Mesas Virtuales por la Paz Mundial a la periodista Ana Lilia Cortés, quien recientemente vivió el aprendizaje de ver todas sus pertenencias materiales reducidas a cenizas, luego de un incendio que devoró su casa, y todo lo que había en ella.
Ese tipo de pérdidas resultan muy dolorosas, por el apego que tenemos no sólo a los muebles, ropa y cosas que nos facilitan la vida, también porque esas tragedias arrasan con entrañables recuerdos atesorados en fotografías, diplomas y hasta objetos que nos recuerdan los momentos más importantes de nuestra existencia, y de nuestros seres queridos.
No es sencillo enfrentar un panorama de destrucción y pérdida, y recuperarse rápidamente de eso, sumado a que sólo cinco días después del incendio, ella se quedó sin trabajo. Ante una situación así, la forma más rápida de ponerse de pie, es la que Anali decidió vivir, al enfocarse y valorar todo lo que no se compra y que si tenía en ese momento: su vida y su salud, -por haber resultado ilesas-, el cariño de amigos convertidos en ángeles que no las dejaron solas, y la decisión de ponerse en manos de Dios.
Ella, con su hija como única familia en Estados Unidos, comprobó que al no engancharse con un mal momento, y al decidir, en lugar de ponerse de víctima y sentarse a lamentar lo que le había ocurrido preguntándose por qué a ella, vivió esos días con el corazón abierto. Eso la llevó a experimentar la bondad de la gente. Mucha, sin conocerla, le extendió la mano. Ella comprobó que la humildad y el agradecimiento, la llevaron a recibir la generosidad y solidaridad de las personas.
Sumado a eso, la fe que tuvo de saber que Dios las iba a ayudar, hizo que no se sintieran solas, mucho menos desamparadas. Eso permitió que las cosas fluyeran y que comprobara que según la ley de la causa y el efecto, lo que no se resiste, no persiste… Como en este caso, ella estuvo abierta a lo que tenía que aprender de esa experiencia, los problemas se fueron y experimentó un renacer en su vida. Y es que resulta que al final de esta historia, su nueva casa está muy cerca del trabajo que encontró, y que tanto quería…
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