- El Espíritu nunca se cansa, pues su fuerza es el amor y la voluntad.
El ego se cansa porque le encanta su comodidad y se enoja porque no entiende el fracaso y le da vergüenza ante los demás, sin querer darse cuenta que son grandes lecciones de vida.
¡Yo soy Espíritu por lo tanto soy incansable!
Solo debo repetirme esta frase cada vez que decaigo y me desanimo para continuar mi camino de superación y evolución como ser humano.
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