Ayer escuchando una plática sobre la pasión, entre lo que escuchaba y sentía desde un punto totalmente femenino, como co-creadora de vida/ser, empecé a cuestionarme que hemos dejado de hacer las mujeres para no tener la vida que solíamos tener...donde no era tan complicado vivir, había etapas de ensueño, de acoplamiento a la pareja, de unión con la familia, con los amigos, una vida rica donde disfrutábamos de la “esencia de la misma”, donde celebrábamos cada acontecimiento, cada etapa, existía la belleza de la misma, pero, había algo que nos alegraba, emocionaba, inspiraba, más allá de nosotras mismas.
Después de permitirme sentir lo que percibí me estaba llamando en ese momento, y de escuchar al facilitador hablando de una vida de agradecimiento, lo pude percibir y darle palabras, claro una vida de rituales, de ofrendas, de costumbres familiares otras culturales, la unión de la familia es primordial para afianzar los valores, y las enseñanzas que solo a través del ejemplo y la unión se asegura una buena formación en casa que es la primera comunidad a la que pertenecemos y en la que participamos.
Es real, pero había algo más que como mujeres solemos ser y hacer, una mujer ritualista, que le pone a la vida, al hogar, esta “magia de pasión” a través de la calidez, el tomarse el tiempo para nutrir su propio espacio, para de esta manera con su presencia y esencia envolverlo todo, creando un escenario de amor…
Honrando a ella misma, honrando a los que lo rodean, a lo que la rodea, y esta “mujer ritualista” está llena de una magia interna, donde su ingrediente principal es la capacidad de crearlo desde esa pasión, celebración, acción a favor del mundo, para que le demos “alma” a todo, a todos y a ella misma.
Sin duda somos el cambio, e inicia en nosotras, y hace unos días miraba desde mi ventana de la casa (su casa), un árbol de durazno que en este invierno se había quedado sin flores como es habitual por la temporada, y me pregunte como se sentiría no florecer, quedarse sin esa belleza, esos colores y además el sabor tan rico de los mismos, para mi asombro encontré una pequeña flor, que al verla sentí una agradable sensación, hoy me volví a asomar, y el árbol está lleno de flores como anunciando una bella temporada de florecimiento para todos, somos capaces de florecer en cualquier temporada, solo es que nos demos cuenta…y claro la vida nos lo muestra!!
Me acorde de una canción de Diana Ross…jajajja
“It may be winter outside (but in my heart it's spring)”
Quizás sea invierno afuera pero en mi corazón es primavera…y así es.
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