El trauma de los hijos no es consecuencia del divorcio per se, sino de la manera en que los padres lo manejan. En otras palabras, el divorcio de los padres suele traer dolor a los hijos e hijas pero no necesariamente trauma ni sufrimiento crónico. Los niños y las niñas tienen la capacidad para tramitar las adversidades de la vida en la medida que se les explique qué está sucediendo y reciban apoyo con lo que sienten ante tal adversidad. La condición para que un niño transite el divorcio de sus padres sin consecuencias graves es que éstos le proporcionen soporte emocional y la certeza de que cuenta con ellos. El niño debe tener la seguridad de que fueron sus padres los que se divorciaron uno del otro pero no de él.
Gaudencio Rodríguez
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