Palabras de un encantador impetuoso:

 a su musa virtual

y arquitecta de su infierno

Primero que todo, recuerda que Platón expulsó por mentirosos a los poetas, de su república ideal.

Desde que abro los parpados, sueño contigo. Envenéname en tu endiablado pozo alucinador. Dejémonos hechizar por el contraluz que se derrama sobre la hermosa desnudez.

¿Por qué hay colmillos en tus palabras y veneno en los labios de tus recuerdos? Hay corazones que sólo ven estrellas negras. Percibo que tus palabras, no son las de una mujer de bronce. No deseo inspirarme con el sensitivo alcohol, cuando tu piel me puede traducir la magia de la naturaleza viva. A veces pienso que la soberbia te enceguece, eres como el misterio indescifrable de la belleza de las montañas. Me estremeces como el amor cuando me agobia con su música. Intento descifrar a la tercera orilla de las palabras, de tu corazón cuadrado. ¿Qué esconden tus silencios? No justifico probar suerte en el amor, para encontrarle razón a la vida. No vale la pena aguardar para soñar en una tumba, cuando el cielo está lleno de estrellas.

Las llamas de tu belleza, derriten mi corazón de cera. Me enferma el pensar en la hermosura de tu piel, y el silencio ausente de tus besos. Embriágame con el vino rojo de tus caricias. Dime: ¿hace ver el viento tus cabellos, como la crin de una hembra del mar? ¿Tienen tus ojos azules, el color coral de las ondinas?

¿Por qué me niega la lucidez de la vida, el fuego invisible la felicidad? Aprendí a sobrevivir entre la peste lo mundano. He aprendido del resplandor de los escombros.

Me tortura y me estremece como a un animal herido, la furia de tu indiferencia, el fuego de tus silencios. Sé que tu corazón es complejo y a veces hasta absurdo, como las puertas en las cárceles. No soporto la tediosa cordura de los relojes, ni la nostalgia en los ocasos. Dejemos que zarpen otros barcos. Caminemos sobre los pétalos de la música, como un par de vagabundos. Ignoremos las sugerencias de los lobos y las buenas intenciones de las brujas. Intentemos sembrar más semillas, para el futuro de nuestros hijos. ¿Sabes que me encanta la música, cuando me ayuda a quemar algunos recuerdos? Trato que no me embriague de soledad, el tiempo. No fue fácil el aprender a andar sobre las arenas movedizas. Un cuerpo cansado y desencantado, es diferente a un cuerpo derrotado, como tú dices, querida amiga.

Sólo la poesía y la pintura, me ayudan a permanecer aferrado a la vida. Gracias a los versos y a las pinturas, quizás no muera nunca. Quiero que mi alma naufrague en la tempestad de los colores profundos.

¿Será un mito, la belleza invisible del arte?

No es rojo el color de las palabras muertas. Es negro como el mármol de las tormentas, el discurso del reloj del fuego. Tengo el presentimiento que el fuego de las palabras muertas, esculpirá como un milagro a la piel salvaje de tu hermosura. Galopa el viento como una carga de caballería. Las palabras en blanco y negro son frías como el lenguaje del mármol. Me encantaría embriagarme de paisajes contigo, para reinventar delicadas manchas, para que gocen del ímpetu de las tormentas y de vigor los cuadros.

No es fácil el ser una sola persona. Somos como la poesía: Dependemos del climaterio de las emociones, de los tonos de las metáforas, del furor del cuerpo cuando se hace ola. No le cierres la puerta a mis labios mamíferos, cuando se deslicen sobre tus pequeños pechos secos, rebuscando el calostro de los colores.

Quisiera compartir esta botella de vino, contigo. Compartir el milagro que enciende la tormenta de los sentidos. Pintar y dejar en la mano de los vientos, el destino de los colores. Anhelo ver temblar al púrpura del carboncillo, cuando bocete la belleza de tu cuerpo desnudo. Quiero aprender a preparar algunos colores e intentaré ser un radiante obrero del arte, para poder rescatar imágenes de la neblina, y no pintar cual imágenes insípidas, a esos árboles o pájaros que no transmiten emociones.

Deseo definir los colores del paisaje, cuando te despojes de las cadenas que te impiden darme a conocer, tu verdadera faz. No te imagino con un corazón endurecido como el mármol. Ayer quise compartir la música de algunos cuadros contigo, y del esplendoroso oleaje de los tormentosos misterios que se esconden, dentro de las casonas de la Candelaria.

Encanta con el esplendor sensual de tu belleza, los gritos que braman como novios en celo, en el corazón de mis pinceles. Estoy enfermo de pasión por el fuego. Deseo que mi corazón salpique sobre el lienzo, la agonía del mar, de los paisajes, de esos espléndidos espejismos que me mantienen encadenado a la vida. No es fácil concebir un arte puro, dentro del corazón implacable del desastre. Quiero ver crepitar a una paleta ebria, y plasmar con la espátula la fosforescencia de los misterios de la naturaleza, como lo hace Yolanda Pinto. Quiero captar y expresar las llamas de la sangre de la música, como los cuadros de Gelman, o descifrar el aroma dorado que le imprime Baby Klein a sus acuarelas.

¿Por qué se incendia todo lo que sueño, entre el fuego de la penumbra, que consume a los sueños dorados? Degollemos al hielo de nuestros sentimientos oscuros. Descifremos con acuarelas, las almas de las piedras. Apostémosle a las estrellas negras, los grises de los insomnios, el plata de las aguas de las tormentas, esas caravanas de carmines que se deslizan por nuestras venas, como dioses encadenados a la agonía.

No quiero inspirarme con el paso de una novia peregrina. Sé que es temeraria la posición de un gaviero, pero me embruja el canto de las velas del mar infinito. He visto brotar sangre del dolor y de las sombras de esas heridas que dejan abiertas para siempre, los grandes amores.

El gris de mis cabellos es el espejismo de los infiernos y las primaveras que he vivido. ¿Será que mi destino es el enredarme, con muñecas de nieve? Me fastidia el silencio de Dios, cuando lo conjuro. Me siento en el inconsciente como un animal herido. No deseo que se desvanezcan los colores de las huellas de mis pasos. He intentado ser mejor de lo que soy y sé que no soy un encantador de serpientes, ni un experto domador de desencantos. Intento ser congruente con cada verso que transpiro y con el discurso que pregono. Soy como el eco de la luz, y solo escribo los versos que me susurra la noche.

¿Cuándo volveré a pronunciar entre suspiros, o a transpirar el nombre de una mujer demonio, que azote mi sosiego y me resucite con sus caricias y besos? ¿Será que algún día, al pronunciar su nombre, se estremecerá mi sexo como un arpegio del fuego? Todos necesitamos de una Eva, que borre los recuerdos de nuestras Lilith, hasta que creamos que ellas sólo fueron amantes imaginarias. No quiero quemar las hojas de mi otoño, reduciendo a cenizas a las arenas de las playas, ni recordándole las alas a los sueños para evitar caer por la bruma de los crepúsculos, al frío y oscuro culo del abismo. Tenemos que tomar conciencia como Apollinaiare que la belleza, ese monstruo no es eterno. Los bramidos del reflujo del mar, me alucinan. El amor imposible no es más que una necia sugestión, que nos roba el sueño. ¿Será que existe otro infierno, que nos pueda inspirar mejor?

Me fascina el sonido de los vientos del verano. Adormilarme con el canto de las palmeras y de las aves. Vivir soñoliento mientras se apaga el fuego. Morir con la ilusión que un gran amor me espera. Alucinar hasta el último momento y dejar que otros labios, reúnan mis palabras. Me pides que te herede algo y lo haré. Te escriturare mis ojos, germen de todos mis sueños. Me sugieres que puedes brindarme felicidad, y yo solo necesito: Acrílicos y vino. No será fácil pintar tu cuerpo como un mar inmóvil. Simplemente intentaré captar, tu belleza detenida. Bocetare el fulgor de tu candor. Intentare plasmar al canto enfurecido de los recuerdos, que dejaron abandonados los arpegios del mar sobre las arenas negras.

Me hace daño el canto de las cenizas de la alma marinera, de mi querido y amado capitán Coronel. Jamás vi que el viento embravecido le arrodillara. Nos enseñó a soñar con valores y nos educó con principios, para anonadar como piedras murtes en la vida. Se han apagado las antorchas de casi todos los seres que he amado. Me siento huérfano de las pasiones mortales. Intentó sembrar semillas, en donde hubo felicidad.

Fui un demonio honesto. Camine sobre el horizonte entre el bien y el mal. Diseñé mi propia tabla de valores. No me interesa detenerme a refutar a alguien, cuando me tilda de algo necio o por simplemente fastidiarme. La vida es un mar inquietante, así no veamos palpitar a la tierra. La realidad que ven nuestros ojos, es demasiado relativa. No fue fácil, el aprender a convivir entre dementes. Me cansé de desenredar anclas, de lanzar redes en vano. No es fácil atrapar un sueño para siempre, así como las sonrisas no son imborrables. Envidio el sentimiento de las cartas de Anais Nin, o la pasión de las manos de Camile Claudel. Me eriza al fuego profundo de la voz oxidada de la Piaf. ¡Todas conocieron  la tristeza que se respira en los manicomios! ¿Será que el pincel de Darío Ortiz, intentó atrapar a la esencia del alma?

Aprendí a ignorar las manzanas que nos ofrecen las mujeres-serpiente. A huir del alucinador fuego, cuando es señuelo de muerte. Añoro la magia ensoñadora de una buhardilla y gozar cual guardabosques, con los milagros de la naturaleza. ¿Por qué lo mejor de las personas se camufla, en un absurdo juego de ajedrez? ¿Será que aún queda algo por tallar, cuando encontramos un diamante en bruto, en el camino? Jamás nos dejemos envenenar por los recuerdos. Eres sensible a la belleza brutal de las estrellas. Me fascina el vino de la música de los colores cuando se contorsionan.

Abandono dentro de una botella de mar, la luz de mi soledad. Soy como los peces que aun no se ahogan, a pesar de tener el agua hasta el cuello. ¿Será que Diógenes se alumbraba como las luciérnagas, cuando buscaba al verdadero hombre? ¿Sera que a veces llegamos demasiado tarde, como el canto de los cementerios? No desperdiciemos mas el tiempo, así nunca haya sido nuestro.

Hoy me llamó Raquel desde su jaula en oro, en Israel. Percibí un abismo de locura entre los continentes, pero pude percibir en el aire, ese encanto que la hace bella. No vuelvas a desconectarte como cuando se apaga una lámpara, y la obscuridad se transforma en el espectro abstracto, de una ilusión invisible.

Tu amigo virtual, Hector.

 

 

 

 

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Comentarios

  • BARROCO Y GRANDIOSO... GRACIAS PERRITO VAGABUNDO. TE HABÍA EXTRAÑADO... AUUUU!!!!! *GENA.
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