Cuando nos referimos a la gastronomía mexicana lo hacemos usualmente con un sentido muy general. Y si bien podemos hablar de ella en sí, son tantas sus vertientes que bien podríamos decir se trata de una gran cocina, constituida a su vez por otras relevantes cocinas.
Así, en principio podemos hablar de algunas de las más importantes sobre todo las que conllevan un carácter regional, como pueden ser la Yucateca, la Oaxaqueña y la Poblana. Sin embargo, como dejar fuera la cocina de Michoacán, Jalisco o Tabasco, entre otras, que conforman toda una propuesta culinaria.
Es tan vasto y delicioso el catálogo de los sabores mexicanos que podemos incluso llevar el tema hasta la cocina de ciertos pueblos, lugares o municipios.
Viene a propósito el tema porque tuve el privilegio de estar el pasado fin de semana en un lugar hermoso, lleno de historia y cultura, pero también de una riqueza gastronómica a la vista. Me refiero a Malinalco, población muy cerquita de nosotros rumbo al Estado de México, donde fui invitada junto con mi compañero Alejandro Ordorica, a presentar juntos un libro muy interesante y singular.
Ya desde la presentación del libro “Opciones Gastronómicas Malinalco”, de Mauricio Soriano Barrios, se advierte que es una guía muy completa de los restaurantes y fondas del lugar, con una buena mezcla de poemas de su autoría.
Una propuesta deliciosa tanto para el apetito literario, que de la degustación misma.
Tan sólo por mencionar un ejemplo, “El encuentro”, restaurante que ofrece comida internacional y japonesa, le corresponde su buen complemento poético:
Dos menús a tu servicio
con comida japonesa
o internacional cocina.
Yakitori en el inicio
sushis hechos con destreza
Tepanyaki que fascina;
rica sopa de cebolla
buenos chiles en nogada
aquí siempre en temporada.
El encuentro está en la olla.
De Mauricio Soriano, debo decir que mezcla con amplitud lo mismo la gastronomía, como el ser Socio fundador, miembro de número y Vicepresidente Ejecutivo de la Sociedad Mexicana de Gastronomía y enología, además de que ha pertenecido a las cofradías gastronómicas, que en la industria restaurantera, pues recordemos que en 1962 se inició como empresario con el restaurante Toulouse Lautrec, lugar emblemático de los años dorados de la Zona Rosa, o como Presidente de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes; en el turismo, siendo Socio fundador y presidente de la Agrupación de Comerciantes de la Zona Rosa; como comunicador, en tanto socio y director de varias empresas, ya sea de relaciones públicas o de diseño editorial; e igual en la literatura, pues es egresado de la Escuela de Escritores de la SOGEM y cuenta entre sus libros y plaquettes, con ocho obras.
Y que mejor, que la edición abre con un texto del destacado historiador José N. Iturriaga, del que extraigo unas cuantas pero lúcidas líneas:
“Ya adelantamos a los lectores que ésta es mucho más que una mera guía del buen comer malinalquense, dejando ver algo insólito: los lugares para el yantar aquí aparecen hermoseados por la pluma del poeta; y no es que les hiciera falta hermosura, sino que nunca sobra la inspiración para sumarle a los placeres del cuerpo los igualmente deleitosos del espíritu”.
“En esta cuidada obra editorial la musa de Mauricio Soriano constituido en juglar son los comales y los fogones manejados con sabiduría”.
“Así, pues estas páginas de Mauricio Soriano no solamente nos llevan de la mano a los más recomendables sitios para comer en Malinalco, sino que nos dejan a sus puertas imbuidos en una conciencia estética que lo mismo propiciará nuestro goce gustativo que nuestro placer de conocer cada lugar.”
Por mi parte, hice una alusión a los sabores mexiquenses, en especial los que deguste gozosamente y también a la gran oferta turística de Malinalco. Por su parte, Alejandro Ordorica habló de la gran tradición poética mexicana, desde la época prehispánica hasta la contemporánea, así como de los poemas de Mauricio Soriano y de sus afortunadas composiciones con ese toque tan propio de la poesía popular, siempre festiva y sugerente.
En fin, que después de pasear por sus calles, platicar con su gente, ir al mercado y conocer algunos puntos te interés turístico, pero sobretodo acercarme a su sabores a través del libro de Soriano, comprobé que Malinalco es en verdad un Pueblo Mágico.
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