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Quisiera compartir una vieja  leyenda que habla sobre la historia de un hombre injustamente acusado por  la muerte de su esposa.

Todo inicio cuando el recaudador  de impuestos de un pequeño poblado mando a sus cobradores a realizar las diligencias (bastante agresivas por cierto) para recuperar dinero que por supuesto llenaría solamente sus bolsillos, la familia era humilde y no alcanzaba a cubrir lo adeudado, entonces en el forcejeo la pobre mujer defiende sus pertenencias, uno de los hombres la empuja,   cayendo  sobre una mesa golpeando su cabeza y muriendo  instantáneamente.

Cuando el esposo vuelve la descubre sin vida, la toma entre sus brazos y los malvados hombres adelantándose a los hechos, maquinan un terrible plan que les borraría sus culpas desviando todo tipo de rastro, llegan con guardias que ante el terrible desenlace  se llevan al esposo a dar cuentas a la ley por haber asesinado a su esposa,  desconcertado ante los hechos  guarda silencio y observa la conducta de cada uno de los acusadores. Obviamente entre el recaudador de impuestos y el juez ya había acuerdos  y como se debían favores, no dudaron en poner mano dura sobre el esposo que al final era el principal sospechoso.

Cuando llego la hora del juicio el esposo entristecido entendió que  era un plan para cubrir a gente malvada, entonces pensó que era necesario adelantarse al dictamen final que por obvias razones sería de desventaja para él, tomó la palabra y con toda entereza  exclamó:  Entiendo que no estoy en posición de pedir nada, pero como sé que mi destino será la horca, mi última voluntad será que escriban en un papel culpable y en otro inocente, permítanme sacar el resultado  y de esa manera cumpliré el veredicto final. Tomaron un minuto para deliberar y sabedores de que no tenía escapatoria, dijeron: Está bien ¡cumplan su petición!,  entre susurros el juez dio la orden de que en los dos papeles pusieran la palabra “culpable” para con ello tener la certeza de concluir tan penosa y bochornosa  situación, el esposo inculpado tristemente corroboró con esto, los planes malévolos de los encargados de la “ley”. Le acercaron los dos papeles debidamente cerrados  y ante la mirada de todos, el esposo agradeció y dijo: Sé que esto mostrará a todos los presentes  la  buena voluntad  de hacer justicia de estas  personas y en ese momento tomó uno de los dos papeles  diciendo: Este es el que decide lo que soy, es mi veredicto y lo acepto,  se lo llevó a la boca y lo tragó, la mirada atónita de todos solo reflejaba incertidumbre ¿Porqué había hecho eso?, entonces él buen hombre  contestó: Abran el otro papel  y así sabremos lo que decía el que tomé primero. Los jueces no daban crédito a lo que estaba sucediendo, el hombre había salido bien librado y ellos habían aceptado ante los ojos de los demás, sin poder hacer nada y tuvieron que dejar en libertad al hombre inocente que injustamente habría pagado una sentencia , afortunadamente el haber actuado ASERTIVAMENTE lo había salvado de esta terrible situación.

Ahora yo te invito a pensar que tan asertivo eres en tus decisiones, recuerda que ser ASERTIVO es actuar con la seguridad, la confianza y la certeza de que lo que estás haciendo es correcto, debes confiar en tus potenciales y lograr tus metas tomando adecuadas decisiones. ATREVETE, confía en ti.

Dios te bendiga y te de sabiduría para actuar con ASERTIVIDAD, linda semana.