NO ES CULPABLE LA VIDA

NO ES CULPABLE LA VIDA

DE NUESTRO DESENCANTO

 

 

                                               I

 

No hay grito que valga para romper la Soledad

por eso nos vamos encerrando en el Silencio.

 

Nos sentimos estafados por la Vida

cuando los años pasan matando nuestros sueños

y es que nos engañaron con incontables cuentos

y la vida no era eso, ni era aquello, nos inventaron

un falso credo: fantasías de colores sin infiernos.

 

 

                                               II

 

 

No es culpable la Vida de nuestro desencanto

son las hondas mentiras que de ella nos contaron

... y de pronto no somos más que niños heridos

quebrados de abandonos, de penas y de hastíos.

 

Niños con canas y arrugas, aislados, perdidos,

niños abuelos, niños padres, niños hijos, niños...

y nadie nos comprende, y  nadie nos conoce

y nadie nos escucha llorar de noche en noche

 

ni cura las heridas, ni entretiene el insomnio

ni nos besa las manos gastadas de servicios

ni nos acuna el alma dolida y fracturada

de olvidos y de muertes, de cansancio infinito.

                                               III

 

No, no es culpable la Vida de nuestro desencanto

pero no  hay en el mundo quien pueda rescatarnos.

Nos aman como pueden, nos aman a su modo

y nosotros amamos de la misma manera

y un día descubrimos que todos somos solos

y miramos al cielo en busca de un milagro.

 

                                               IV

 

No, no es culpable la Vida de nuestro desencanto

pero no hay en el mundo quien pueda consolarnos

y entonces comprendemos que somos nuestro padre

y somos nuestra madre, nuestro hijo y  hermano

y que hemos de parirnos sin ayuda de nadie.

 

Nos miramos por dentro y nos reconocemos

sólo Dios es testigo amoroso y eterno

del dolor sin medida, de los hondos infiernos

y sólo Él puede amarnos de modo tan perfecto.

 

Sólo Él es capaz de acoger en su Seno

la Soledad del hombre, su dolor y sus sueños

y la sed infinita que parece quemarnos

se apaga en el instante en que lo comprendemos.

 

                                               V

 

... Y entonces se transforma el páramo en cascada

el desierto en oasis, en Vida la Palabra

y el cielo nos responde con mirada piadosa

y nos devuelve el sueño con el que comenzamos

antes de escuchar cuentos, antes del desengaño:

 

que el milagro es la Vida, y la Vida es un canto

y que el dolor no puede robarnos el milagro.

... No, no es culpable la Vida de nuestro desencanto.

 

Lindy Giacomán 

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Comentarios

  • GRACIAS A TI, AÍDA MARGARITA... UN ABRAZO DEL ALMA

    LINDY

     

  • Efectivamente, la vida es un milagro y no es culpable de nuestro desencanto, gracias por recordádmelo. Saludos.

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