Los descubrimientos científicos de los últimos quince o veinte años derrumban las viejas creencias sobre la biología del ser humano. La epigenética nos permite abrir los ojos a una realidad totalmente distinta a lo que creíamos, en la que dejamos de ser víctimas inocentes de nuestros genes.
La visión clásica del ser humano establecía que el ADN era el único encargado de la apariencia física, de las emociones y comportamientos del individuo. Hoy en día, las investigaciones sobre las células demuestran que la idea de que los genes heredados nos condicionan de manera permanente es falsa. Las investigaciones en el ámbito del genoma humano demuestran que el entorno puede cambiar los genes.
Los hábitos adquiridos, la alimentación o las emociones con las que vivimos influyen directamente en el comportamiento y desarrollo de los genes. Y no únicamente en los del individuo, sino también en su descendencia.
Aterrizando estos conceptos, si miramos dos gemelos idénticos, con los mismos genes heredados de sus padres, nos encontramos habitualmente con desarrollos físicos, de salud, mentales y emocionales muy diferentes a lo largo de sus vidas. Sus experiencias y hábitos impactan directamente en el desarrollo de su actividad genética. La herencia recibida de sus padres no es el factor clave en su desarrollo, sino que las vivencias de cada uno son las que modulan su evolución genética.
Tus genes están dentro de tus células, pero su codificación no es estática. Se activan dependiendo de las influencias del entorno, lo que representa una verdadera revolución biológica. Prueba de ello es el reconocimiento realizado por Japón a Bruce Lipton, máxima autoridad en el ámbito de la epigenética, premiado en el año 2009 con el Goi Peace Award, equivalente al Premio Nobel de la Paz por su contribución a una mayor comprensión de la vida y del empoderamiento de las personas.
La epigenética nos dice que los pensamientos y las emociones afectan directamente a nuestra salud, y que los propios genes tienen la capacidad de modificarse para enfermar o para sanar en función del entorno. Genes enfermos colocados en ambientes sanos, tienen la capacidad de sanar, y la inversa, genes sanos colocados en ambientes tóxicos, enferman con facilidad.
Nuestra respuesta emocional ante las experiencias que vivimos afecta directamente a nuestros genes. Afrontar la vida con relajación y paz interior aporta beneficios evidentes a nivel físico y mental, pero también a nivel celular.
Estos descubrimientos nos muestran el poder de co-creación de nuestra realidad que realmente tenemos. Afrontar la vida con una buena alimentación, unas relaciones sociales basadas en el amor, una visión positiva o unos hábitos saludables en general, dan lugar a desarrollos genéticos favorables. Por el contrario, las relaciones tóxicas, el estrés, o una alimentación deficiente, te conducen a desarrollos genéticos desfavorables, tanto para ti como para tu descendencia.
Esta visión nos lleva a prestar especial atención a un concepto: la coherencia.
Cuando no hay coherencia entre tus palabras, tus pensamientos, tus emociones y tus acciones, existe un conflicto interno que modifica tu bioquímica, suponiendo un estímulo desfavorable para tus genes.
Si eres capaz de alinear lo que sientes, piensas, dices y haces, estarás generando un entorno positivo para tu desarrollo genético.
La epigenética nos está gritando “No eres víctima de tus genes, sino el responsable directo de tu desarrollo genético”. De hecho, según los estudios, más del 97% de las enfermedades están directamente relacionadas con el estilo de vida de la persona, con sus hábitos.
Ante esta perspectiva no queda más que felicitarnos, y asumir la responsabilidad que tenemos como guionistas, directores y actores principales de nuestras propias vidas. Pero no olvides que quien dirige tus hábitos, pensamientos, y emociones es tu mente subconsciente. Es ahí donde debes actuar para alcanzar esa coherencia que te permita desarrollar genes felices.
Ricardo Eiriz
Creador del Método Integra®
Autor y conferenciante
Embajador de la Paz y la Buena Voluntad de San Cristóbal de las Casas (Chiapas, México) ante la UNESCO
Doc. Honoris Causa por la Universidad privada Telesup, Perú
Contactar: cursos@metodointegra.com
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