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NECESIDADES EDUCATIVAS ESPECIALES

Psic. Educativa, Rosa María Chico Del Olmo

Comienza un ciclo escolar, es tiempo de realizar el diagnóstico inicial, pero…¿qué sucede cuando llega a tu clase un “alumno especial”, un niño con alguna necesidad educativa especial? Es importante aplicar el diagnóstico grupal e individual y basarnos en los resultados para tomar acciones y estrategias pertinentes y, con ellas, realizar un plan y abordar todas las necesidades educativas grupales y planificar aquellas que necesiten trabajarse de manera individual. El tema de las necesidades educativas especiales (n.e.e.) es muy extenso y abarca varias aéreas, lo importante en cuestiones educativas sería la acción de los educadores. Cuando dentro del grupo existe un niño con alguna n.e.e. una de las primeras preguntas es ¿cómo evaluarlo? A continuación se presentan una serie de circunstancias a tomar en cuenta en tu evaluación para aplicarla con estos niños. Como primer punto se debe considerar el rubro de “Evaluación diferenciada” dentro del diagnóstico e incluir cuatro temas muy diversos para clasificar: a) Evaluar a niños con alguna discapacidad física o mental, como: ceguera, sordera, mudez, paraplejia, trastornos motores, síndrome de Down, retraso o deficiencia mental, autismo, psicosis, afasias, etc. b) Evaluar a niños con dificultades de aprendizaje variadas: déficit de atención, hiperactividad, inmadurez neurocognitiva, etc. c) Evaluar a niños con impedimentos o limitaciones físicas o mentales temporales: fracturas, depresiones, estrés, estados medicamentosos, etc. d) Acudir a la propia Evaluación diferenciada, que es lo referente a la aplicación de procedimientos de evaluación adecuados para atender a la diversidad de alumnos existentes en cualquier grupo. Teniendo en cuenta estas consideraciones para aplicar el diagnóstico es importante recordar que los resultados que arrojen los diferentes instrumentos aplicados servirán para la identificación del apoyo y ayuda necesaria para mejorar y estimular las condiciones del proceso de enseñanza–aprendizaje. Por tanto, la evaluación pedagógica de un alumno con alguna necesidad educativa especial, en principio, no será muy diferente de la evaluación de un alumno sin n.e.e., puesto que su objetivo será conocer de manera global los aspectos de funcionamiento psíquico, físico y cognitivo, sin olvidar su contexto familiar, social y cultural. El objetivo de este proceso no es establecer categorías diagnósticas del alumnado, sino orientar la toma de decisiones para que los niños puedan desarrollar sus capacidades ofreciendo respuesta educativa adecuada. Si la oportunidad lo permite y dentro del aula de clase existe un niño con n.e.e., se debe cambiar el concepto de evaluación por valoración, permitiendo emitir un juicio sobre el desempeño de estos estudiantes a partir de información obtenida, procesada, analizada y comparada con criterios previamente establecidos. Esta valoración será un proceso continuo en el que se identifican tres momentos: a) Obtención de información b) Valoración de esta información mediante la formulación de juicios c) Toma o adopción de decisiones Lo anterior servirá para alcanzar los propósitos del informe final de la evaluación diagnóstica: • Establecer el nivel real del alumno antes de iniciar una etapa del proceso de enseñanza-aprendizaje, dependiendo de su historia médica y académica. • Identificar aprendizajes previos que marcan el punto de partida para el nuevo aprendizaje. • Detectar carencias, lagunas o errores que puedan dificultar el logro de los objetivos planteados. • Diseñar actividades remediales orientadas a la nivelación de los aprendizajes. • Otorgar elementos que permitan plantear objetivamente ajustes o modificaciones en el programa. • Establecer metas razonables a fin de emitir juicios de valor sobre los logros escolares y, con todo ello, adecuar el tratamiento pedagógico a las características y peculiaridades de los alumnos.