Hablar de la violencia que se ejerce contra las mujeres parece en nuestros días un lugar común, que es verdaderamente indeseable y desaprobatorio.
Una lacra que se expande prácticamente por todos los países del mundo, en mayor o menor grado, que en términos históricos significa un largo pasado que ha sido oprobioso por tantas vejaciones, discriminación, prejuicios y prohibiciones contra nosotras.
A la vez, hemos obtenido algunos avances con mucho sacrificio y testimonios tan estoicos como heroicos de varios movimientos en favor de la presencia y participación de las mujeres en los más diversos ámbitos de la vida: social, económica, cultural, política, deportiva y en general en los mas en distintos rubros.
Así, se ha mejorado el marco jurídico, además de que se han registrado importantes cambios lo mismo en las organizaciones públicas que sociales y privadas y hasta en la representación popular dentro de los aparatos legislativos de muchas naciones.
Sin embargo, es mucho más lo que falta por hacer que lo que se ha logrado y en ese sentido conviene recordar que desde 1989 la propia organización de las Naciones Unidas instauró el 25 de noviembre como el día internacional para la Erradicación de la Violencia Contra las Mujeres y las niñas, aunque fue hasta 2008 cuando se convocó a que se celebrará el día 25 de cada mes, bajo la denominación del “Día Naranja”.
Pero desafortunadamente no todos los gobiernos, y menos aún a nivel de los estados, entidades federativas o regiones, lo conmemoran debidamente.
Por eso, menciono ahora el caso del Estado de Hidalgo, donde ejemplarmente, en el gobierno encabezado por Omar Fayad, se celebra puntualmente una convocatoria abierta y con un sentido de reflexión como también festivo, pues desde que se adoptó el naranja a nivel mundial fue justamente porque a ese color se le atribuye una dimensión luminosa, brillante y optimista.
En ese contexto, hemos sido testigos de una más de estas celebraciones, pues la semana pasada en Pachuca, la capital, escenificamos una obra de teatro, bajo el formato de lectura dramatizada en atril, en la que si bien implícitamente se recuerda y reconoce a Sor Juana Inés de la Cruz, por su poesía y pensamiento en favor de las mujeres propone un relato original que interrelaciona actitudes y conductas de nuestros días su tono al machismo, la misoginia, la discriminación y la hostilidad contra las mujeres.
Se trata de la obra “El hábito de Juana”, cuyo autor es Alejandro Ordorica Saavedra, mi compañero, que suma ya varias presentaciones con gran éxito y donde he tenido en lo personal el reto de representar a la propia Sor Juana. También se ha contado con un elenco muy destacado y profesional que integran Elia Domenzain, que actúa y dirige la obra, así como actores conocidos y reconocidos bien se trate especialmente de Leonardo Mackey, junto a Luis Fernando Zubieta, Andrés y Rosalia Ordorica y Paola Montes de Oca, acompañados con el piano de la destacada compositora-concertista Karina Peña, y de la asesoría de Tomás Urtusástegui, talentoso dramaturgo mexicano.
En todo caso, un maravilloso “Día Naranja” que celebramos y disfrutamos en el gran Teatro de la Ciudad de Pachuca, con más de 1000 asistentes.
De ahí, nuestro deseo de que se multipliquen estos “días naranjas” a lo largo y ancho de México para erradicar finalmente la violencia contra las mujeres y las niñas. ¡Así sea!.
Página web:
Sala-Museo Martha Chapa:
http://www.dgb.uanl.mx/bibliotecas/burrf/salamuseomarthachapa/
Facebook: Martha Chapa Benavides
Twitter: @martha_chapa
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