En lo referente a derechos, reconocimiento y posibilidades de participación, las mujeres hemos avanzado, es indudable. Pero también es justo reconocer que esto ha tenido costos.
Así, sabemos de la esforzada manera como las mujeres de las primeras décadas del siglo XX consiguieron que se reconociera su derecho a ejercer el voto, que en nuestros días ya es algo que se considera consustancial a la condición de ciudadano de todos y todas.
Igualmente, la presencia femenina es cada vez más nutrida e influyente en el campo político; por ejemplo, a través de más representantes populares de nuestro género en los congresos legislativos. En lo académico, ya no es una excepción que haya mujeres al frente de instituciones de educación media y superior del país, ya no digamos en la UNAM, sino en otras universidades públicas y privadas a lo largo y ancho del territorio nacional. Por cierto, en nuestra Universidad Nacional desde hace un par de años la matrícula está compuesta por una mayoría de mujeres, tanto en el primer ingreso como en el reingreso.
En lo económico sucede algo similar, pues las mujeres no sólo ocupan posiciones directivas dentro de muchas empresas, sino que en una gran proporción están al frente de su propia familia, sustituyendo al esposo o compañero, absorbiendo la responsabilidad completa de la familia en todos los sentidos.
Al respecto, según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la cantidad de mujeres mexicanas que se hacen cargo tanto del hogar como de la manutención de sus hijos ha crecido significativamente: de 25% hace cinco años, hoy alcanza 30% de los hogares.
Sabemos también, por la misma fuente, que estos casos son mayores en el Distrito Federal (35%), seguido por Guerrero y Morelos (32%, aproximadamente en cada uno). Eso nos hace preguntarnos por qué en la estadística de los hogares encabezados por mujeres no aparecen estados más desarrollados como Jalisco, Nuevo León o Puebla. ¿Será que el fenómeno no es producto del llamado empoderamiento femenino sino de la emigración de los varones en busca de más oportunidades de trabajo o, quizá, incluso, de la desaparición de los hombres debido a la violencia?
Podemos decir que una de las causas más importantes de este fenómeno social es el significativo aumento de los índices de divorcio, que muchas veces obliga a las mujeres a convertirse en jefas de familia (es decir, a ser el principal aportador de recursos económicos). Pero no podemos descartar como factor destacado la migración de hombres que van a trabajar a Estados Unidos y se desvinculan de sus propios hogares. Incluso, me aventuro a pensar que la violencia incide en estas cifras de manera importante, dado el significativo aumento de la cifra de hombres asesinados y desaparecidos en el país.
En cualquier caso, estos datos nos encaminan hacia una conclusión: si bien las mujeres estamos mejor preparadas y tenemos acceso a más cargos, tareas y trabajos, lo que nos permite asumir nuevas responsabilidades frente a la propia familia, no deja de haber ciertas distorsiones por lo que se refiere a la armonía entre los sexos y la funcionalidad misma de la familia.
Me parece que debemos seguir adelante en lo individual, familiar y social, ocupando el lugar que merecemos con un sentido cada vez más pleno y equitativo. A la vez, tenemos que estar conscientes de las consecuencias que pueden acarrear estas responsabilidades en la vida familiar de nuestra época.
Lo importante es estar muy atentas y activas en esos frentes por igual, para bien de nuestros hijos –de su desarrollo educativo, emocional y social–, de nuestra pareja, cuando la tengamos, y de nosotras mismas.
En cualquiera caso, sigamos en el camino hacia ser mujeres plenas, es decir, seres humanos en toda la acepción de la palabra.
Visita la nueva página web:
Sala-Museo Martha Chapa:
http://www.dgb.uanl.mx/bibliotecas/burrf/salamuseomarthachapa/
Facebook: Martha Chapa Benavides
Twitter: @martha_chapa
Comentarios
Dios no abandona a madres solteras definitivamente, nos da sabiduría para salir adelante con nuestros hijos siempre y cuando cumplamos con nuestro rol,
Interesante escrito buenas tardes.