¨Las arrugas de la piel son ese algo indescriptible que procede del alma. Simone De Beauvoir.¨
Con las prisas de las mañanas, lo más importante al vernos al espejo, es ir bien peinada, la ropa impecablemente planchada, maquillaje listo y a correr al trabajo, a las actividades diarias, etc.
A veces no medimos el tiempo que ha transcurrido, hasta que un día nuestra hija (o), nos dice ya estoy en noveno semestre de la carrera y me titulo en seis meses, y tú dices: ¿Qué pasó?, pues entonces ¿Cuántos años tengo?, mi hijo (a) ¿que no iba en la prepa aún?
Es cuando nos percatamos que han transcurrido varias temporadas en nuestra vida, estaciones llegaron y pasaron.
Entonces por las mañanas empezamos a ¨vernos¨ bien al espejo, observar en nosotras si ya ha pasado el tiempo, nos empezamos a preguntar ¿Entonces cuántos años tengo yo?, ¿Ha pasado el tiempo por mi? y no sé si encontremos en ese momento las respuestas.
Y en este momento, nos damos cuenta que asoman unos ¨repliegues¨ en nuestro rostro, otros le llaman ¨líneas de expresión¨, mejor conocidas como ¨arrugas¨.
Pero, ¿qué es una arruga?, el diccionario, nos dice que ¨es en general un resalto o pliegue en una superficie. Normalmente se refiere a los dobleces en las telas, la ropa o en la piel de un organismo.¨
Con la edad, las células de la piel se dividen más lentamente, y la capa interior, llamada la dermis, comienza a hacerse más fina. La red de elastina (la proteína que causa que la piel se puede estrechar) y las fibras de colágeno (las proteínas estructurales más importantes de la piel), que mantienen la capa exterior, se aflojan y desenmarañan causando depresiones en la superficie.
Pero entonces, lejos de estar tristes o preocupadas por esos ¨pliegues¨ en nuestro rostro o quizá querer detener el tiempo, ¿por qué no darle un sentido y un significado singular a esos surcos en nuestra cara?
Cuando afloran esas líneas en nuestro rostro, las mujeres, empezamos a transitar con aires de libertad, palabras como experiencia y madurez son nuestras incondicionales.
La prudencia anida en nuestro actuar, la razón se convierte en nuestra mejor aliada.
Hemos perdido el miedo a decidir, a tomar determinaciones, ya establecimos nuestras reglas, los límites han dejado de existir al trazarnos un objetivo.
Es el momento, cuando más cobra vida una frase de Gabriela Mistral: ¨Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino.¨
Sin querer y sin pensar, empezamos a escribir una nueva versión de nosotras mismas.
¿Y tú eres una mujer envidiable?
Comentarios
QUE BUENA REFLEXION, SI PENSARAMOS ASI DESDE QUE EMPEZAMOS A CRECER QUE DIFERENTE SERIA EL VIVIR AHORA Y SIEMPRE.
HERMOsa descripción de mujeres como nosotras!!!
Estimada Ma. Eugenia:
Así es, ver lo que sembramos, da paso a una nueva etapa en nuestras vidas, la madurez, vemos la vida desde diferentes ángulos.
Agradezco nos acompañes en este bello viaje trascendente.
Recibe un cordial saludo.
Edith.