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Las marchas que se llevaron a cabo el pasado sábado 21 de septiembre de manera simultánea en diferentes ciudades del estado de Guanajuato para exigir justicia para las mujeres y mostrar la emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida, así como para manifestar la inconformidad respecto a que el gobierno no admite su responsabilidad en la declaratoria de la activación de la Alerta de Género, dejaron ver muchas cosas:

1. La no resignación a que se normalice la violencia contra las mujeres y a que se instale en la sociedad el fenómeno del feminicidio como una práctica habitual (en lo que va del año han sido asesinadas más de 50 mujeres en Guanajuato).

2. El hartazgo de las mujeres ante la violencia de los hombres y la lentitud con que las autoridades actúan ante su obligación de garantizar seguridad, protección y acceso a la justicia (hoy le tocó a Lucero Salcedo ser evidencia de tal cosa).

3. El rechazo de discursos políticos que suplen a las acciones suficientes, contundentes y pertinentes. Nada aporta la explicación del aumento de la violencia de género y feminicidio en nuestro estado como consecuencia del aumento de la violencia en nuestro país y en el mundo cuando no hay acciones y medidas gubernamentales consecuentes al tamaño del problema.

4. La exigencia para que se ataje el problema de fondo, evitando el lanzamiento de programas y acciones gubernamentales que no han funcionado en el pasado.

5. La capacidad de organización que van alcanzando las mujeres para exigir justicia por las violaciones de los derechos de sus congéneres, para salir del espacio privado y tomar el espacio público, venciendo el qué dirán, el silencio, el anonimato, manifestando en este acto, que ya no están dispuestas a padecer las actitudes y mecanismos de una cultura patriarcal y machista que pretende seguir aprisionándolas, controlándolas, invisibilizándolas… aniquilándolas.

6. Las expresiones y manifestaciones durante las marchas dejaron claro el mensaje dirigido al gobierno y sus instituciones, a los hombres y a la sociedad en general: “Ni una más”. “No son narco, son ciudadanas, son mis amigas, son mis hermanas”. “No es homicidio pasional, es feminicidio intencional”. “Alerta de género ¡ya!”. “Justicia para mí, justicia para todas”...

El mensaje pues, fue (es) claro. Las mujeres están en la lucha por el respeto a sus derechos desde hace varias décadas porque los hombres seguimos aferrados al poder, lanzándoles dardos para acallar sus manifestaciones, llamándolas revoltosas o exageradas ante sus exigencias, tratándolas de sospechosas al ejercer su libertad… Aun así, no dejarán de marchar, de manifestarse. Nada detendrá el paso que comenzaron las generaciones que les antecedieron.