Muchas mujeres hoy se encuentran desbordadas con una sobredosis de acción, adictas al trabajo y al HACER. A veces dramatizamos excesivamente nuestras vidas y creemos que si queremos obtener algo que deseamos, tenemos que sacrificar todo lo que es cercano y querido, incluso nuestras propias vidas. Nos hemos vuelto adictas al trabajo, mientras que nos vamos perdiendo a nosotras mismas. Hemos conseguido el éxito, pero ¿a que precio? Nos queda poco que ofrecer y al final seguimos sin aceptar a la persona que vemos en el espejo por nuestras muy altas expectativas. Las adictas al trabajo y al hacer tendemos a ver lo que no hemos hecho en lugar de contabilizar lo que si hemos hecho. Hemos situado el trabajo por delante de cualquier cosa en nuestra vida, hemos aprendido a competir, a competir con hombres y a ser rudas y a hacernos las fuertes. Nuestra adicción al trabajo nos ha llevado a vivir en estados emocionales en los cuales nuestros seres queridos podrían estar pagando un precio muy alto. Muchas nos hemos encontrado de repente gritando a las personas que mas queremos. Sentir que llevamos la carga y la guía nos llena de estrés y enfado. Nos olvidamos de ser MUJERES. Lo que básicamente nos enseñaron como adultos es que nos corresponde salir a buscar trabajo, ser activas, llevar el control de nuestra vida, enfrentar al toro por los cuernos, tomar las decisiones, terminamos creyendo en una mentalidad que sale a la Batalla, de mentalidad luchadora, la Guerrera. Nos han enseñado que ahí reside nuestro poder. Y nos convertimos en guerreras vistiendo armaduras rígidas con caretas duras e impenetrables. El problema es que nos enseñaron que la energía agresiva, la fuerte se respeta más que la pasiva, nos dijeron que la gente agresiva es la que triunfa en la vida. Creemos que somos poderosas más bien por todo lo que hemos hecho, lo que hemos logrado más no por lo que Somos. Siempre luchando por algo, por un trabajo, por un ascenso, por una relación, por el peso, por el dinero, por abandonar nuestras adicciones, para sacar a los hijos adelante, para que nos entiendan, para mantener a alguien a nuestro lado, luchando para apoyar a nuestras parejas, familias y responsabilizándonos por otras personas. Y cuando alguien nos propone tomar un descanso creemos que nada marcharía mejor si no lo hacemos nosotras. El hecho es que vivimos en nuestra energía MASCULINA, la que hace, la de la acción y tristemente no equilibramos nuestras fuerzas de energía MASCULINA y FEMENINA. De hecho nuestra fuerza mas grande es la Femenina porque es la que no hace, la quietud, la conexión con nuestro ser elevado, es la fuerza del Amor. El lugar femenino y de entrega que hay en nosotras es pasivo, no significa debilidad ni perdida. Por el contrario Es el MAGNETISMO PERSONAL, es aquel que atrae todo a nosotros sin buscar. Ejerce su poder mediante la atracción mas bien que mediante la actividad. La relación equilibrada de estas dos fuerzas de las que estamos hechas, es una poderosa no resistencia. Tocar nuestro lado femenino es tocar el amor, el entendimiento de nosotras mismas y el que nutre nuestra vida y la lleva a tener un significado más profundo, mas elevado de nuestras vidas. Reflexionemos acerca de esto, sentir el amor es una opción que se decide, mientras no elijamos esta opción, seguiremos LUCHANDO por obtener resultados que creemos que nos van a hacer felices. Busquemos el equilibrio entre el trabajo y el amor. El éxito sabe mejor cuando lo equilibramos con el amor.
Claudia Falcón coach@claudiafalcon.com
Comentarios
Saludos a todas
wow Claudia, caray me has tocado el alma, hace 20 años estoy divorciada y por lo que me doy cuenta "en lucha" , pero hoy decido sentir el amor ,toda vez que traigo un zumbido en mi oído derecho desde hace como 2 meses ahor veo la pauta. Como puedo trabajarla ???
Gracias anticipadas y que Dios te bendiga hasta que sobreabunde :)