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 La felicidad es un flujo, es una tarea continua que dista mucho de ser un tesoro adquirido y que se puede guardar en una caja fuerte y sacarlo de vez en vez. Radica en nuestro interior, equívocamente solemos buscarla con frecuencia en el exterior, en personas, en objetos lo que se convierte en un círculo vicioso.

Lo común es que tengamos miedo a enfrentar nuestros sentimientos, las creencias inculcadas desdepequeños para esconder nuestras emociones son muy fuertes, hacerle caso a nuestra intuición es reconocer que todo está en la fuente natural.

La importancia de hacer una pausa es incontrovertible, dedicar un tiempo para estar claros de en dónde hemos situado nuestra felicidad, cuál es el origen de nuestra alegría; hacer memoria de las máximas de muchos maestros que indican que esta sensación radica esencialmente en lo que disfrutemos y lejos de lo que poseemos.

Mano generosa es mano poderosa, si nos dedicamos a hacer el bien sin mirar a quien, como dice el dicho; si evitamos juzgar y ocupar nuestro tiempo y energía en las preocupaciones haremos de nuestras vidas un acto continuo de amor. “Lo que va, viene” todo esto regresará y tocará nuestra puerta una y otra vez llenándonos de plenitud y satisfacción que son indescriptibles, tú lo sabes bien.

El comienzo es aceptarnos y querernos tal cual somos, dejar a un lado las máscaras y las caricaturas; soltar las culpas y dejar los juicios ajenos permiten abrir el camino de la conciencia infinita.

Recuerda un instante, experimenta, otra vez, alguno de esos momentos en los cuales alguien fue generoso contigo;  hoy, a la distancia, percibe lo que esa emoción aportó a tu formación, a lo que eres.

Estamos en la etapa final del año, hacer cuentas en estas fechas es casi una obligación, recuerda con gratitud a aquellos que has conocido, perdona a otros quienes por ignorancia te han lastimado, enfoca tu atención en el mensaje en vez de en el mensajero, en este mes te invito a reflexionar, a valorar el maravilloso camino que has recorrido, a observar lo mismo lo avanzado que lo retrocedido; la sinceridad contigo mismo, la objetividad como meta te permite mejorar cada día.

Dejemos huella, seamos el cambio que queremos ver en el mundo, empecemos por nosotros mismos, la trascendencia inicia cuando aprendemos a compartir lejos del egoísmo.

Rompe el aburrimiento, modifica la ruta de la inercia, atrévete a lo distinto, los patrones repetidos cada día pesa más y es importante evitarlos.

Afecto y amor elevan las endorfinas y son coloquialmente calor humano; son emociones gratuitas que podemos provocar siempre en los demás, la emoción de ser feliz llega por sí misma.

Modifica la sintonía previa de tus aparatos receptores, deja de sintonizar radio “tristeza”, deja de ser la víctima del cuento.

Crear un historia empoderadora empieza por actuar, por hablar y sentir agradecimiento, el bienestar de quienes te rodean.

Abre los brazos y el corazón para entregarlos a los demás y a la vida misma, sin condiciones, extiende una mano generosa que te hace poderosa.