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Todos nacemos con una misión para realizar en la vida.  ¿Has encontrado cuál es la tuya? ¿Por qué algunas personas la encuentran temprano en sus vidas? ¿Y si no encuentro mi misión de vida?- nos preguntamos a menudo.

            Lo primero que tenemos que hacer, es creer que sí tenemos algo para hacer.  No todas las misiones son grandes proyectos y hazañas.  Pueden ser pequeños detalles que dan sentido a lo que eres y haces.  El indicador es “el sentido”.  Llenarte de sentido no es llenarte de quehaceres, es simplemente sentirte satisfecha y feliz con lo que haces en el momento. Sentirte realizada  y plena.

            Algunas veces una noche oscura de tu alma, puede indicarte tu misión.  Por ello, no debemos despreciar los momentos difíciles y amargos.  Sino dirigir la pregunta ¿Para qué?

            Nadie puede decirte cuál es tu misión.  Tú tienes que descubrirla.  Y llevarla a cabo.  Tampoco implica una tarea fácil y de la cual no tengas que esforzarte.  Incluso, cuando llevas a cabo tu misión, puedes dudar si es esto o aquello lo que hay que hacer.

            Sólo es creer que tienes una misión para hacer.  Contactar que no es una fantasía, sino que sí venimos a cumplir un proyecto de vida.  Creer.

            ¿Lo crees?