Estos son los cuatro miedos de la vida
1. MIEDO A LA SOLEDAD
Hay dos opciones que se pueden considerar:
La primera es que el ego trabaja en su banal causa de hacerte creer que realmente estás solo, que tú estás unido a los demás, con el fin de sentirte protagonista de la vida y encontrar el reconocimiento, en todos los niveles que te imagines, en la familia, en la pareja, en el grupo de amistades, en el trabajo y en la sociedad.
La segunda opción es tu parte espiritual que desea que recuerdes que eres parte de una Totalidad.
Que tú siempre estás unido a la energía integradora, que se manifiesta en una llama interior que tu posees, una luz que debes expandir.
Cuando le das fuerza a esa luz interior, comienzas a mirar con los ojos de tu corazón y empiezas a ser consciente de que siempre tienes compañía.
Llegarás a comprender que la soledad es una maravillosa oportunidad de la vida para compartir contigo mismo; y justamente en este momento, empezarán a aparecer aquellas personas que vibrarán con tu misma sintonía e intensidad.
2. MIEDO A LA ESCASEZ
Superar el miedo a estar escaso, sin dinero u oportunidades para ser cada vez más abundante, requiere de un trabajo contigo mismo.
Debes darte la oportunidad para considerar que tus emociones sientan ese “deseo de merecer lo mejor para tu vida”.
El sentimiento de víctima, es una señal de que el fantasma del miedo esta invadiéndote.
Hay una palabra de siete letras que, cuando la repites, empieza a dar claridad al estado de abundancia que hoy tienes.
Esta palabra es “GRACIAS”.
Cuando agradeces por todo cuanto tienes en este momento y por lo que llegará a ti, comienzas a ser perceptible de todas las cosas que tienes cada día: por abrir los ojos este día de hoy, por poder respirar un día más, por estar completo, por tener algo en la mesa qué comer, por tener un techo donde resguardarte y descansar, por tener familia o amigos, por las situaciones que parecen adversas; pero te dejan sabiduría...
Agradece y, en poco tiempo, todos tus deseos comenzaran a materializarse.
3. MIEDO A LA ENFERMEDAD
La enfermedad es un desequilibrio de tu estado de conciencia.
Cuando empiezas a sentirte débil, está claro que perdiste tu fortaleza interior. “Enfermedad”, es una palabra compuesta del latin “in-firmus”, que significa “Sin Firmeza”.
Si comienzas a erradicar las auto-culpas, estarás dejando las cárceles del saboteo mental y te liberarás de estas ataduras.
El filosofo Platón dijo: “mente sana en cuerpo sano”. Piensa positivo respecto de ti mismo.
La enfermedad se contagia, perjudicando a otro ser, como se puede contagiar la salud.
Reconcíliate con el pasado, perdona íntimamente en tu corazón todos los sucesos de dolor y llena tu corazón de alegría, perdón y paz.
Permanece también en silencio, porque Dios te hablará en este espacio de meditación.
El remedio para la enfermedad es el Amor.
Te darás cuenta que, de todos los medicamentos, el amor crea salud, abundancia, armonía, paz...
Llénate de amor, ya que nadie puede otorgar lo que no tiene, da amor y recibirás a cambio amor.
Estarás cada vez más sano y lleno de vitalidad.
El mundo necesita que estés saludable, para poder cumplir tu rol de ser un gestor de cambios en este planeta, que necesita curar su alma.
4. MIEDO A LA MUERTE
Cierra tus ojos un momento e imagina que hace una semana que has muerto y que estás en el cementerio visitando tu propia tumba.
Miras tu lápida y lees tu nombre, tu fecha de nacimiento y de partida de este mundo.
A continuación, piensa en cual es la frase que escribiría la humanidad acerca de ti, en tu propia lapida:
Qué dirían de ti?
¿Que fracasaste en muchas de las áreas de tu vida?
¿Qué la gente agradece que hayas partido, porque les hiciste la vida amarga?
¿Qué sienten profundamente tu partida y que dejaste un espacio vacío en la humanidad, que nunca nadie podrá llenar?
¿Qué diste? ¿Qué cediste?
¿Qué donaste? ¿A quién ayudaste? ¿De qué te privaste?
Escribe en un papel que es lo que deseas que quede grabado en la piedra, cuando partas de este mundo.
Trabaja, día tras día, para acercarte a este enunciado que declaras.
El miedo a la muerte se supera, cuando tu meta es proyectarte en la Trascendencia de tu entrega, bondad, generosidad, desprendimiento, altruismo, amor al prójimo, capacidad de despojarte, sin condiciones, sin esperar retribuciones, que vivirá en la memoria y los corazones de quienes hiciste contacto en la vida e hiciste felices...
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