Publicado por LEONARDO VARGAS el 23 de Julio de 2010 a las 11:11am
Amo profundamente a mí país, y por eso, me duele ver , que muchas veces ,muchos mexicanos ,somos mexicanos de primera: De primera, porque, parece que tenemos solo una velocidad en nuestro motor, personal,, siendo que tenemos como un auto deportivo hasta cinco velocidades.pero, a pocos no somos así,, entramos o nos entusiasmamos por algo, de entrada y ponemos la primera más fuerte , que cualquier auto, envidiaría,, pareciera que nada nos puede detener, bueno, quien nos ve de afuera, hasta se haría un lado por el impulso que se nos ve, y cuando tenemos que meter segunda,,, algo pasa, se acaban las ganas,, ya no tenemos tiempo, ya no creemos en ello, o más bien como todo lo que vale la pena representa, trabajo disciplina, por mucho tiempo, y ahí, es donde solo somos de primera,, nos cuesta , casi como si fuera la colina más empinada, seguir adelante,MEXICANOS, METAMOS SEGUNDA Y TERCERA Y CUARTA Y HASTA QUINTA, SI ESTO REPRESENTA ACABARSE EL TANQUE DE GASOLINA Y PUJAR ,, NI MODO, DE ESO SE TARTA DE BATALLAR PARA LLEGAR NO SOMOS MENOS INTELIGENTES QUE NINGUNA OTRA NACIÓN, NO SOMOS MENOS CAPACES,, SOLO SOMOS , DE PRIMERA,, ACABEMOS CON ESO Y SEAMOS AUTOS DEPORTIVOS CAPACES DE ROMPER RECORDS DE VELOCIDAD Y RESISTENCIA,,,
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yo le llamaría ser invisible. Te comparto lo siguiente:
Un invisible es una persona sin aspiraciones, sin sueños; ni siquiera se ha detenido para conocer el para qué de sus vidas. No la puedes observar porque no transmite luz, se apaga o en el mejor de los casos es intermitente. Y cuando te das cuenta de su presencia, no te agrada sentirla, mucho menos si está dentro de ti. Pero ahí está, opacando lentamente el espíritu.
Muchos hemos estado a punto de esfumarnos en algún momento de nuestra vida. Esa invisibilidad surgió desde que nos alejamos de ese niño interior, de su valentía, de su arrojo, de sus ganas por crear un mundo como él imaginaba. Cuando nos dejamos de amar. Cuando alguien nos dijo que no se podía, que todo iba a seguir siendo igual, que no valía la pena compartir nuestra luz, que nos iban a lastimar, que mucha gente nos voltearía la cara; y tantos y tantos juicios que nos borraron la memoria y el color de nuestro corazón; y así muchos han ido evaporándose lentamente, como un sujeto más en la lista del mundo.
Volver a creer, volver a enamorarse de nuestra misión es lo que nos hace falta. No ser indiferente ni desidioso. No aplasar lo que realmente sabes que forma parte de tu corazón. Dios no nos ha olvidado. Somos importantes en este mundo. Sigue existiendo luz escondida dentro de cada uno de nosotros, sólo tenemos que dejarla salir. Hay gente que está con la vela en sus manos, esperando a que se las compartamos. No es brillar para que los demás nos juzguen o para sentirte el salvador, sino simple y sencillamente por la increíble aventura de dar amor; para dejar al mundo diferente a como nos tocó: Para sanar este planeta.
Y todo eso lo tenemos, esa capacidad pero como bien dices tu, son pocos los que se atreven y otros nos quedamos en el intente. O simplemente no somos persistentes y capaces de pasar los obstáculos.
Yo como muchos mexicanos amo mi patria y estoy orgullosa de ser mexicana.
Tienes mucha razon, en cuanto a lo q aqui nos comentas...solemos en nuestros proyectos meterle muchas ganas al principio, lo q tu llamarias primera velocidad..ya luego apenas se presenta una q otra dificultad y zass..nos falta empuje..
Ahora debemos ponernos el reto de darle con todo y hasta el fondo para lograrlo.
Gracias Leonardo me transmitiste la sensacion d fuerza q creo es el objetivo del blog.
Comentarios
Un invisible es una persona sin aspiraciones, sin sueños; ni siquiera se ha detenido para conocer el para qué de sus vidas. No la puedes observar porque no transmite luz, se apaga o en el mejor de los casos es intermitente. Y cuando te das cuenta de su presencia, no te agrada sentirla, mucho menos si está dentro de ti. Pero ahí está, opacando lentamente el espíritu.
Muchos hemos estado a punto de esfumarnos en algún momento de nuestra vida. Esa invisibilidad surgió desde que nos alejamos de ese niño interior, de su valentía, de su arrojo, de sus ganas por crear un mundo como él imaginaba. Cuando nos dejamos de amar. Cuando alguien nos dijo que no se podía, que todo iba a seguir siendo igual, que no valía la pena compartir nuestra luz, que nos iban a lastimar, que mucha gente nos voltearía la cara; y tantos y tantos juicios que nos borraron la memoria y el color de nuestro corazón; y así muchos han ido evaporándose lentamente, como un sujeto más en la lista del mundo.
Volver a creer, volver a enamorarse de nuestra misión es lo que nos hace falta. No ser indiferente ni desidioso. No aplasar lo que realmente sabes que forma parte de tu corazón. Dios no nos ha olvidado. Somos importantes en este mundo. Sigue existiendo luz escondida dentro de cada uno de nosotros, sólo tenemos que dejarla salir. Hay gente que está con la vela en sus manos, esperando a que se las compartamos. No es brillar para que los demás nos juzguen o para sentirte el salvador, sino simple y sencillamente por la increíble aventura de dar amor; para dejar al mundo diferente a como nos tocó: Para sanar este planeta.
Y todo eso lo tenemos, esa capacidad pero como bien dices tu, son pocos los que se atreven y otros nos quedamos en el intente. O simplemente no somos persistentes y capaces de pasar los obstáculos.
Tienes mucha razon, en cuanto a lo q aqui nos comentas...solemos en nuestros proyectos meterle muchas ganas al principio, lo q tu llamarias primera velocidad..ya luego apenas se presenta una q otra dificultad y zass..nos falta empuje..
Ahora debemos ponernos el reto de darle con todo y hasta el fondo para lograrlo.
Gracias Leonardo me transmitiste la sensacion d fuerza q creo es el objetivo del blog.