¿Por qué a veces tienes tantas dudas en cuanto a lo que las personas sienten por ti? ¿Será que las formas de comunicación son confusas?, ¿será que no se emplean los canales adecuados? Lo cierto es que como ése que no sabes lo que siente, es muy importante para ti, el asunto da vueltas y vueltas en tu cabeza. Puede ser tu pareja, tu madre o padre, alguno de tus hijos; en realidad esto puede darse en cualquier contexto. Habría que analizar lo siguiente:
¿Te has amado lo suficiente, de tal forma que eres capaz de enseñarle a otros como hay que amarte? Recuerda que el ejemplo arrastra. Si te amas, te respetas, te procuras…será más sencillo que la persona que te interesa descifre el lenguaje del amor que prefieres.
¿Te has sentado frente a esa persona a expresarle tu sentir? En ocasiones se sufre en silencio, pensando de antemano en un fracaso: “es que no me va a escuchar”, “no comprenderá lo que quiero expresarle”, o peor aún, “no le importará cómo me siento”. En este escenario ¿Crees posible un arreglo? De entrada ya te has dado por vencida/o.
¿Has creado acuerdos para llevar una relación cercana, cálida y respetuosa con la persona? En cualquier espacio de convivencia los límites son necesarios. Deben existir “reglas del juego” para poder acudir a ellas en caso necesario; por ejemplo, tú no soportas que te insulten y esa persona lo hace constantemente, con la excusa de que él o ella así habla y debes acostumbrarte. ¿Entonces sólo una de las dos partes que conforman la relación, es la que debe adaptarse y ceder continuamente?
¿Has pensado porqué te preocupa tanto saber si te quiere o no? Desde el instante en que la duda surge, algo no anda bien. El amor nace y viaja por todo el cuerpo, se transpira, se intuye, se percibe. Si dudas del cariño de ese ser, será probablemente porque no lo siente, o no le interesa que tú lo recibas, tal como lo has imaginado. Pensemos en un caso concreto: tu pareja no es detallista, así que nunca trae ni una flor que exprese que se acordó de ti durante el día, no es “apapachador” porque se describe a sí mismo como frío y distante, tampoco te dice lo mucho que te ama, ni te llama de repente para decirte que estás en su pensamiento; si algo se necesita en casa desde hace tres semanas, no lo recuerda y tú debes de resolverlo; quieres ver desde hace tiempo una película en su compañía y frunce el ceño, dice estar agotado/a o que francamente lo que tú eliges no le agrada. ¿Y tienes dudas? El amor está sólo en tu imaginación y has creado un personaje que tú asumes que te ama, aunque de una manera que nadie lograría entender. Costumbre no es amor. A pesar de la rutina, que probablemente está presente en la casa de tus padres o tus hijos diariamente, no dejas de manifestar de una forma u otra, el inmenso amor que sientes por ellos. Si no percibes el afecto, es porque no lo hay, por crudo que esto suene.
¿Has analizado si se trata de un sentimiento auténtico de tu parte? ¿No será dependencia? Porque resulta difícil amar a quien no sabes lo que siente por ti. Pregúntate ¿qué es concretamente lo que amas de él o ella? A veces se abraza el pasado o la ilusión, alejando los pies de la realidad del presente. Anota en un minuto diez cosas que ames de esa persona. No te vayas por sus cualidades personales, sino enfócate en sus actitudes hacia ti. Así sabrás si amas a la persona o únicamente a la idea que de ella construiste.
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