MARIA CONESA

La Revolución mexicana ha tenido protagonistas de grandes méritos. La mayoría han sido varones, pero también, por suerte, se ha rescatado la trayectoria de mujeres muy valiosas para la historia nacional, a pesar de los prejuicios de género que prevalecían a principios del siglo XX.Así, junto a los nombres de Francisco Ignacio Madero, Emiliano Zapata, Francisco Villa o Álvaro Obregón habría que agregar otros muy importantes, como los de Carmen Serdán, Francisca del Valle, Carmen Alanís o Dolores Jiménez, además de reconocer a todas las mujeres anónimas, conocidas como adelitas, que también tuvieron una participación relevante al lado de sus maridos en la lucha revolucionaria.Pero en otros ámbitos también hubo mujeres dignas de pasar a la historia. Por ejemplo, una a quien se vinculó sentimentalmente con Álvaro Obregón y que quizá lo haya influido en algunas de sus decisiones políticas. Me refiero a María Conesa. El buen general, según cuentan, se iba al Teatro Colón a verla actuar en la obra La huerta de don Adolfo, donde con ácido humor político se hacía burla del gabinete del entonces presidente Adolfo de la Huerta.Se pensaba, asimismo, que Francisco Villa había tenido algo que ver con la Conesa. Sin embargo, Paco Ignacio Taibo II en su biografía sobre Villa reconoce que el Caudillo del Norte la trató de enamorar pero agrega que ella le dijo que “nanay” y le hizo explícito: “esta chinche no brinca en su petate, mi general”.Tiempo después, y en muy distinto contexto histórico y social, María Conesa tuvo potestad sobre uno de los hombres más reconocidos del teatro infantil, al que le enseñó todo lo que sabía sobre el escenario: Enrique Alonso, Cachirulo. Incluso él escribió, en 1987, una biografía sobre la llamada Gatita Blanca, con prólogo de Carlos Monsiváis. Por cierto, al morir María Conesa le heredó a Enrique Alonso varios vestidos que había usado en las obras de teatro en las que actuó.En su libro biográfico, Cachirulo recordó algunas anécdotas de los años en que a María Conesa se le permitía hacer lo que le viniera en gana, "ya que todos estaban enamorados de ella”, al grado que un día le cortó el bigote a un general en pleno espectáculo. En otra ocasión, cuentan, un funcionario que pretendía desacreditar a su compañero lo acusó de que no salía del teatro pues sólo quería estar admirando a María. El burócrata, sin embargo, fue reprendido por el presidente de la República, quien a intervino para afirmar: "tiene usted muy buen gusto, a ver que día vamos juntos". Cuando le preguntaban cómo había conocido a la Conesa, a Enrique Alonso casi se le humedecían los ojos antes de platicar que en una ocasión fue con su madre al teatro y vio ahí actuando a una bellísima mujer. ”Era María Conesa, quien me pareció encantadora, con una gracia enorme, bailaba fenomenal. Un día se me ocurrió llevar flores, como lo hacían los enamorados de las tiples; yo, en lugar de arrojárselas como se acostumbraba, hice lo imposible para que mis flores llegaran a sus manos y así recibir un beso tierno en mi mejilla; después, como de costumbre, a ella le caía en gracia ver a un chiquillo haciendo peripecias entre las sillas y mesas, pasar por arriba de músicos y orquesta para lograr su objetivo".Hay muchas más historias reveladores y conmovedoras de esta actriz y cantante que nació en diciembre de 1892 y murió en 1976, ya convertida en leyenda, por lo que pasó a formar parte de las asombrosas mujeres de temple que nos aportó el siglo XX.
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Comentarios

  • Me encanta la Historia de México y Maria Conesa forma parte de ella. ¡¡¡Gracias!!! por este tipo de publicaciones
  • Sólo puedo decir, que me encanta Maria Conesa, y que si hubiera reencarnación, de seguro baile zarzuela y fui tiple ,,,,y de las mejores!!!! Gracias Martha
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