Fabiola Guerra Ugalde
¿Quién o qué te dice lo relevante que eres “Mujer” dedicada al culto sagrado de la familia?
Es común cargarle la cruz a la madre como si la vida fuera una cruzada para ella. Esa mamacita que tiene la capacidad de satisfacer los deseos de su familia desde los más torpes y extravagantes. Pero, quién les da un lugar digno en esta vida.
El hogar también puede ser un escenario de abdicación de todo tu poder. Donde se presentan dos enfermeras lúgubres pobreza y enfermedad. Yo te digo una cosa mamacita. Cazar tristezas no remunera. Ni tampoco vivir creencias de forma radical. La culpa madrecita, ¿Quién te la inyecta para que quede en tu mente como una adicción? ¿Por qué te consumes de amor por hijos desagradecidos?
Deja de verte desde el punto de vista acusatorio.
El hombre se acostumbra a pasar todo su tiempo libre hacinado en barrios miserables. Muchas veces es así, la vida de las familias muéganos. Es precisamente esa –la madre abnegada- que nadie quiere y que nadie respeta y que fue educada para la servidumbre. La que pasa de Don Nadie a Súper Heroína. Ya que se le pone a las demás mujeres como un ejemplo a seguir.
Mamacita quiero que levites, ¿Cuándo has tenido un deseo cumplido? ¿Tu vanidad ha sido reprimida? ¿Porqué educas para la crueldad?
Nunca has sabido lo que es tener deseos principescos para ti. ¿Cómo aplacas las iras de tu vida miserable? Las expresiones extremas de la mamá son el encierro , la limpieza y el trabajo como cadena.
La mamá tradicional tiene un fuerte sentido de pertenencia a su familia sabe que sus tareas más arduas se llevan a cabo en solitario –ni quién la quiera acompañar- y ser autodidacta también es su profesión. Pero, extrañamente han encontrado en su otro la autoridad que no pueden otorgarse a sí mismas. Es decir, para todo piden permiso. Su timidez es exterior e interior.
No tienen un plan de contingencia para su vejez por lo general mueren en total abandono y soledad.
Fuera de la ocupación evolutiva, es decir, la crianza, los embarazos, se sienten estorbos. Después de abandonar el hogar por el hogar –el hogar paterno por el propio-. Al final de sus vidas se experimentan a sí mismas como objetos de desecho.
Mamá inventa una personalidad fuera del hogar. De lo contrario tu identidad se encontrará dispersa y el riesgo de fracasar será a lo grande.
Sé una esposa que descubra su agudeza mental en algún pasatiempo o actividad. El encierro trae a la vida tus miedos.
Maneja sin demoras el rescate de tu vida personal, profesional, fraternal. El tiempo no espera a nadie y mañana puedes ser una de las tantas tumbas que nadie visita.
¿Quién es caritativo contigo? Hay algún consejo rosado para ti.
Mamacita, ¿Por qué tus manos parecen de virgen?
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