Soy una lectora fiel de los artículos que escribe Elvira Lindo para El País porque sus opiniones me parecen muy acertadas. En uno de ellos, describe a las madres que convierten a su hijo en un pequeño Buda, en un dios a la medida. Elvira llama a este fenómeno “encimonismo”, neologismo que viene del verbo encimarse y da por resultado niños que sólo comen pollos de granja y verduras orgánicas, aunque luego los atiborren de antibióticos. Esta corriente está alimentada por revistas destinadas a mujeres que ilustran la maternidad como una circunstancia idílica a la que hay que entregar la vida y encuentra ilustres embajadoras como Madona y Angelina Jolie que recorren el mundo con niños enormes en los brazos como si fueran bonitos accesorios.Otra crítica de esta forma de maternidad es la escritora feminista Erica Jong quien opina en el Wall Street Journal, que para llenar los requisitos de esta versión de maternidad es necesario tener un buen nivel económico que le permita a la madre “encimonista” renunciar a su actividad laboral para dedicar su vida a su retoño. Recuerda con nostalgia a las madres de los años sesentas y setentas que leían mientras amamantaban y se inquietaban por la vida profesional que se estaban perdiendo y se sentían culpables por su deseo de continuar con su vocación. Erica Jong piensa que los padres que colocan a sus hijos en un pedestal no se dan cuenta de que están siguiendo una moda. Y no olviemos la obsesión histérica de los cuidados prenatales en estos tiempos.Elvira Lindo se niega a aceptar que haya sólo una manera “correcta” de criar a un bebé. Los niños nacidos antes de esta fiebre tienen mucho que decir de los errores de sus padres, pero los educados “correctamente” les reclamarán que no vivan sus propias vidas y les pedirán que los dejen respirar. Esto me recuerda a la novela de Boris Bian, “El arrancacorazones”, donde uno de los personajes decía: “seré tan buena madre que mis hijos serán incapaces de vivir sin mí”.Patricia Rodríguez
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ASI ES, AUN NO SE HA DEFINIDO EN DONDE EMPIEZA NUESTRA LABOR DE MADRES Y DONDE TERMINA LA DE MUJER, ESE HILO TAN DELGADO INCLUSO INVISIBLE, IMPERSEPTIBLE, NOS HACE VER COMO SI CAMINARAMOS EN UNA CUERDA FLOJA DE LA CUAL, PENDIERA LA VIDA DE NUESTROS PROPIOS HIJOS, NO SON UNA MODA, SON EL MEJOR RETO FEMENINO QUE NOS PUEDIERA LLEGAR A PASAR... LA RECOMPENSA SUPERARLO, VER HIJOS FELICES, SANOS, LIBRES !! SALUD2 BUEN ARTICULO!
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saludos!
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