Se abre la puerta del camión escolar. Baja una pequeña de unos 9 años de edad con lagrimas en lo ojos. Se siente presionada. Hostigada. En realidad no sabe porque se siente tan mal, parece que no fue algo tan grave, una compañerita del camión le hizo comerse una hoja de papel empujándosela a la boca. No sabe que decir. Solo llora. Pasan unos minutos y la pequeña empieza a tranquilizarse. En realidad no sabe definir si fue parte de un simple juego o verdaderamente la lastimaron. El caso es que se sintió muy mal. Este es el típico caso de acoso escolar, mejor conocido como “bullying”.
Al principio comienza como un juego, y poco a poco cuesta más trabajo definir hasta donde termina el juego y empieza la violencia.
¿Qué es la violencia escolar?
Se trata de la violencia reiterada contra algunos niños que tiene como fin intimidarlos y hacerlos sentir vulnerables. Una violencia que suele ser impuesta por niños mas fuertes físicamente o por niños que aunque sean de la misma edad se sienten superiores. Y que lo hacen solos o con el apoyo de otros niños que lo apoyan. Se trata de chicos que gustan del abuso de poder y que suelen lastimar y exponer a otros niños en varias dimensiones. En el ámbito social, emocional y psicológico, que buscan dañar la autoestima de sus compañeros.
Según estudios realizados por expertos el origen del “bullying” es múltiple, hay para quienes tiene sus raíces en la familia, cuando es así puede ser por dos motivos, o por la falta de presencia de alguno de los padres o bien por la presencia de padres muy violentos. También se da por inestabilidad familiar. Maltrato. Problemas entre la pareja. Falta de comunicación. Falta de límites o de reglas de convivencia. El castigo agresivo por parte de los padres u otras personas de autoridad. Todo esto puede contribuir a que se propicie una conducta agresiva. O bien resultado de problemas personales o escolares. Se conoce que entre más grandes son las escuelas hay mayores posibilidades de bullying por la cantidad de niños y la necesidad de mayor disciplina.
En el acoso escolar, siempre hay un acosador, y un acosado. El acosador, por desgracia, desea ver al acosado sufriendo y pasándola mal.
¿Cuáles son la consecuencias?
Las consecuencias pueden ser superficiales o muy profundas. Para empezar, la víctima muestra una baja autoestima. Tiene una actitud pasiva. Puede mostrar problemas emocionales y psicosomáticos hasta pensamientos negativos y depresión. Y si el acoso es muy fuerte, puede llegar a mostrar hasta pensamientos suicidas. Además empieza a bajar su interés por la escuela. No quiere asistir a clases por miedo a ser atacado, le cuesta trabajo concentrarse y baja de calificaciones. Se vuelve triste y asilado. Y en un momento dado puede presentar enfermedades psicosomáticas como dolores de estómago, de pecho, de cabeza, puede tener pesadillas, miedo y en casos muy avanzados puede presentar nauseas, vómitos y llanto.
Aunque no solo tiene consecuencias por parte del agredido, también el agresor las tiene. Ya que son personas que de no detectarse a tiempo y hacer algo, pueden convertirse en potenciales delincuentes. Y por desgracia se sienten presionados a actuar de forma violenta y agresiva. Por lo que se pueden convertir en personas poco tolerantes y requieren de un cierto protagonismo y en muchas ocasiones muestran una conducta exagerada.
¿Que se puede hacer para evitar el “bullying”?
La presencia de los padres con los hijos en casa es vital. El diálogo y sobretodo una gran dosis de cariño en la familia, que es el primer núcleo de amor y de educación a los niños. Estar cerca y pendientes de ellos. Evitar el maltrato en casa.
En el caso de que se detecte un caso de “bullying” en la escuela es necesario hacer algo de forma rápida y contundente para evitar que continúe el acoso.
Enseñar a los niños a poner límites es importantísimo. Si no les gusta como les dicen, como los tratan como se dirigen a ellos, o se sienten lastimados o maltratados es indispensable que le hagan saber al agresor que no están de acuerdo y que no se lo van a permitir, alejándose lo más rápido posible de ellos y en caso de que sea necesario hablar con las autoridades de la escuela y por supuesto con sus padres.
¿Alguno de tus hijos ha vivido un caso de “bullying”? ¿Es tu hijo un niño violento? Es indispensable poner atención a nuestros hijos, cuando estamos a tiempo de educarlos.
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