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Con la muerte de la pintora y escultora Leonora Carrington, una mujer surrealista en toda la expresión de la palabra. Toda una surrealista en su obra y en su vida privada. La muerte siempre nos plantea muchas cosas, entre otras, ver a una mujer de  94 años llegar a esa edad nos pone a pensar en ¿las múltiples razones por las que vale la pena vivir la vida hoy?

La vida de Leonora Carrington no fue fácil. Fue una mujer de retos, de grandes amores y desamores, de profundas convicciones. En una entrevista muy interesante que le hicieron hace unos cuantos años, decía que no se acostumbraba a la vejez, que nunca utilizó zapatos puntiagudos ni de tacón, porque eran un invento de los hombres para esclavizar a las mujeres, curiosa apreciación. Feminista, adoradora del arte, amiga de los surrealistas de su época, Dalí, Breton, Picasso, Duchamps, entre muchos de los grandes.

Leer sus últimas declaraciones es muy impresionante. Una mujer con tanto talento, con tanto reconocimiento y a la vez tan llena de miedos. Que curioso, cualquiera hubiera pensado que sería al contrario. Al parecer los últimos años de su vida no fueron tan afortunados, parecía muy atormentada, muy molesta con la vida. Después de todo, me pregunto ¿porque una mujer tan exitosa se sentía tan triste, tan sola y tan deprimida? ¿Que fue lo que pasó que al final de sus días perdió la ilusión de vivir, el placer de ser?

Nunca lo sabremos, quizás, porque no encontró las razones por las que vale la pena vivir. Siempre hay más de una.

Te has preguntado ¿cuales son las tuyas?

Empecemos por las más simples y básicas.

Comer. Que delicia sentarte en la mesa a departir una deliciosa comida rodeado de tus seres queridos, de tus amigos, de las personas que quieres. Que rico es tomarte un momento para compartir uno de tus platillos favoritos. Ahora piensa en esa mesa, ¿qué te estas saboreando? ¿quiénes están a tu lado? Te imaginas que delicioso momento…

Hacer el amor.

Tener un hijo o dos o tres, o los que tu quieras…. tener una descendencia,  formar una familia.

Disfrutar la compañía de buenos amigos.

Ver una película.

Sentir nostalgia.

Leer un buen libro.

Escuchar música.

Comer un postre.

Viajar.

Ir a la playa.

Visitar el mar.

Salir a un día de campo.

Caminar por las calles de tu lugar favorito..

Reír, uno de los grandes placeres de la vida.

Los afectos, los cariños, las personas que queremos son un gran motor.

Tantas cosas; siempre hay una razón más para disfrutar y ser feliz. Hay tantas razones como personas hay sobre la faz  de la tierra. Lo importante es encontrar las propias y tenerlas presentes todos los días, no perderlas de vista  y con ello darle sentido a tu vida.

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