Si bien es cierto, que hay datos concretos de la desaparición masiva de grupos MAYAS alrededor del siglo IX de nuestra era, y que a esa desaparición se le han dado cientos de explicaciones, desde las más esotéricas, como que pasaron por una puerta dimensional a otra realidad paralela, hasta que, hubo una sequía tremenda dejando campos extenuados provocando que huyeran, abandonando sus ciudades en busca de tierras más fértiles, también es cierto que ambas explicaciones no han tenido forma de comprobación.
Lo único real es que quedan los majestuosos conjuntos arqueológicos que en ningún país del mundo, como en México, son tantos en número y tan excelentes en calidad. Como también es cierto que los MAYAS no están muertos, el último censo refleja que tan sólo en el estado de Quintana Roo, que es de los menos poblados, hay 54 mil MAYAS. Es de ellos, de los MAYAS vivos, de sus jerarquías, sus comunidades y su enorme sabiduría depositada en los sacerdotes y sacerdotisas de quienes yo vengo a hablarles.
He tenido la oportunidad de internarme en la selva del Estado de Quintana Roo, guiada por una maravillosa sacerdotisa que ahora es mi Maestra. Mujer fuerte y de linaje puro MAYA que no solamente domina el español y la lengua MAYA, si no que además sirve como interprete para aquellos sus hermanos que no pueden expresarse aún en español, ante las autoridades.
Su nombre es María y durante un tiempo de su vida se abrió paso en el mundo de los negocios en Cancún, hasta que sintió que su corazón se secaba, porque ya no hablaba más su lengua ni estaba cerca del cobijo amoroso de la selva, así es como ella regresa a sus raíces y es instruida en los rituales y ceremonias más importantes que se dan a lo largo del calendario MAYA, mi encuentro con ella se debe a una intuición profunda y a una terquedad que es propia de mi familia, yo estaba determinada a ser instruida primero por una sacerdotiza y después por un sacerdote, pero jamás iniciaría mi camino iniciático si no encontraba primero una sacerdotiza. Muchas puertas se me cerraron en este intento, pues me decían que los sacerdotes MAYAS no acreditaban a mujeres lo cual es totalmente falso, uno de los ejes fundamentales en la cultura MAYA es la equidad en toda dualidad día y noche, luz y sombra, vida-muerte, mujer-hombre.
Si bien es cierto, que hay ceremonias rituales que solamente son para hombres, también lo es que hay otras que son exclusivamente para mujeres, pero en la mayoría va la dualidad. Un sacerdote y una mujer que lo acompaña para equilibrar la energía, empoderados ambos con la parte del ritual que corresponde a sus energías naturales.
Así fue como me enfrente por primera vez con uno de los principios fundamentales de la sabiduría MAYA.
Principio de equidad en todo lo existente, la dualidad en equilibrio para el buen funcionamiento de todas las energías que provienen del cosmos.
Te invito a que sigas mi blog semanalmente y a diario mi twitter que es @lucysomosdiosas
Con cariño, siempre interconectadas
Lucy Romero
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QUÈ MARAVILLOSA Y TRASCENDENTAL EXPERIENCIA!! GRACIAS POR COMPARTIRLA.. Y FELICIDADES POR HABER LLEGADO...