Por Concepción Zurita C.
1.-No creer que ya eres un ser completo; desde que nacemos somos mujeres completas, personas completas, venimos o llegamos con todo lo que necesitamos con todo el “kit” para ser lo que queramos, deseamos, soñamos y demás.
Lo que nos limita siempre son nuestras creencias como: “algo me falta” “No soy perfecta” “no lo sé” “podría ser, pero” y de ahí le siguen los “si fuera, si tuviera, si tan solo, si alguien más ya sea padres, pareja, hijos, amigos, me dieran, me amarán, me aceptarán, me aprobarán, me enseñarán, me dijeran, me algo más, lo que se te ocurra fuera de ti, tu serias la mujer más feliz del mundo, pero igual te puedes pasar toda tu vida así, y ¿cuánto tienes así?
¿Qué puedes aprender de creer que no eres completa?
Estar en una constante ignorancia de quien eres buscando tus propias respuestas, una mujer completa, es quien se sabe integral, que nada le falta, que las respuestas siempre te las da tu propia experiencia, y aunque todo mundo somos muy buenos para aconsejarnos, no hay como conocerte, claro por tu cuenta…
Eres el eje central de tu vida, sin ti, no existes, si no eres tu propio centro, no serás y conocerás las riquezas de ser, y como mujer tú le das vida, luz a todo y a todos…empezando por ti…
Por ello es primordial, regresar a ti, entrar de nuevo a ti, centrarte en ti y es literal…
Lo que sigue como camino o viaje para nosotras es conocer nuestras propias riquezas interiores y exteriores, sin el juicio, ni la crítica porque de ahí, es que no te tienes tolerancia, ni aceptación, y eso es exactamente lo que reciben los demás, todas estamos en este llamado de atendernos, y si no lo hacemos no podremos recuperarnos todas y venimos por todas…
¿Le entras?
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