En mi pagina Facebook.com/Gaudencio Rodriguez J invité a que escribieran tres componentes del buen trato a la infancia. Las respuestas vinieron de 18 mujeres que escribieron 23 componentes.
Este primer dato llamó mi atención debido a la ausencia de opiniones masculinas, lo cual ratifica el hecho de que los cuidados y la crianza de los niños/niñas sigue siendo un asunto predominantemente de mujeres.
Los hombres siguen quedando al margen de dicha actividad. Cosa que se refleja, también, en el hecho de que los sitios de internet que difunden información al respecto son visitados, en abrumadora mayoría, por mujeres.
En el segundo dato arrojado resulta que los componentes del buen trato más mencionados por las 18 mujeres fueron: amor, respeto y paciencia. Antes de hacer la invitación a opinar yo había pensado en los siguientes tres elementos esenciales del buen trato y sus razones:
1) AMOR que posibilita el reconocimiento del niño/niña como un legítimo otro en la convivencia diaria, sinónimo de aceptación como individuo más allá de su comportamiento adecuado o inadecuado, elemento que convertido en verbo se traduce en respeto, ternura, y en confirmación de la existencia del otro.
2) DISCIPLINA, que nada tiene que ver con castigar, sino con favorecer el proceso de enseñanza-aprendizaje del discípulo, comenzando por facilitar el aprendizaje del manejo del propio cuerpo con sus emociones, sentimientos, pensamientos, impulsos, conductas…, hasta la adquisición de la capacidad para vivir en comunidad y en armonía con todo lo vivo en el planeta.
3) DEDICACIÓN, es decir, proporcionar tiempo de calidad y cantidad suficiente para que los dos componentes anteriores puedan ocurrir. Se trata de abrir un espacio en las agendas cronológicas y afectivas de los adultos donde quepan los niños/niñas con la suficiente holgura como para que el acceso al bienestar, la felicidad y la ciudadanía les sea posible.
El hecho de que estadísticamente hablando el maltrato infantil sea provocado mayoritariamente por mujeres no significa que sean más violentas que los hombres sino que esto sólo es la evidencia de que son ellas quienes siguen estando más cerca de los niños/niñas en una crianza que se ejerce muchas veces en solitario y en condiciones inadecuadas o insuficientes.
Los buenos tratos a la infancia, dice el neuropsiquiatra Jorge Barudy y su equipo, son una producción humana nunca puramente individual ni únicamente familiar, sino el resultado del esfuerzo del conjunto de una sociedad, y el depósito de la obligatoriedad de la crianza en las mujeres, es más la expresión de un abuso de poder de los hombres sobre las mujeres y una ilustración de la muchas desigualdades impuestas por un mismo abuso.
Significa, pues, que la garantía de buenos tratos sólo será posible si se involucra esa otra mitad de la población adulta, la masculina. Lo cual pasa por la modificación del “mundo de los varones” que les permita incluir en sus agendas no sólo la crianza de sus hijos/hijas, sino, también el involucramiento en las actividades y acciones que permitan el cuidado de los niños/niñas de nuestra sociedad en general. Porque como bien reza el dicho africano: para criar a un niño/niña se requiere de una tribu (donde habitan hombre y mujeres).
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