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Hoy recibí un libro que desde hace mucho tiempo deseaba yo leer. Se llama “Todo lo que realmente necesito saber, lo aprendí en el kindergarden” de Robert Fulghum. Se los recomiendo.

El autor parte de la teoría de que los fundamentos de nuestra vida intrapersonal (hacia uno mismo) como interpersonal (hacia los demás) se establecen en estos años cruciales, entre los 4 y 6 años de edad, cuando asistimos por primera vez a la escuela.

Por ejemplo, a un niño de 5 o 6 años, no le puedes decir “ Los estudios han mostrado que la sociedad humana no puede funcionar adecuadamente sin una distribución adecuada  de los recursos de la Tierra” . Simplemente al empezar a convivir con 25 niños más cada mañana, se da cuenta de que para que las cosas entre todos funcionen mejor, “hay que compartir”.  Compartir los tiempos, los juguetes, las mascotas, la atención de la maestra, el lunch, el material de trabajo, en fin, todo lo que está allí. Es un primer experimento de la base de la socialización.

Profundos estudios que muestran que “la violencia es contraproducente en la interacción entre personas y sociedades” el niño lo aprende allí, en el kinder, cuando la maestra insiste: “no pegues, cosas malas pasan con esta actitud”, y el niño entiende la conexión de esta regla con la primera: “los demás no te compartirán ni jugarán contigo si les pegas”.

Es difícil explicarle a un pequeñito de 4 años el costo y las consecuencias de la contaminación ambiental, el caos social y la violencia, pero las bases de la solución a esto, nos las dieron en el kinder: “Limpia tu desorden, pon las cosas de regreso donde las encontraste, no tomes lo que no es tuyo”. Simple, no?

Estas  reglas son de hecho, la esencia de la conducta humana en sociedad. Y una vez que nos lo han enseñado, en el día a día viene el “trabajo de laboratorio” para practicar estos preceptos de manera cotidiana.

Lo que aprendemos en nuestra enseñanza preescolar saldrá una y otra vez a lo largo de toda nuestra vida. Aquí están los fundamentos. Se amplifican en los años subsecuentes, pero no cambian.

Si nosotras como madres y/o maestras, insistimos lo suficiente en establecer firmemente estas conductas en las mentes y almitas de los pequeños, la sociedad en conjunto lo agradecerá. Allí radican los valores fundamentales, la empatía, la orientación adecuada del ser social.

En resumen, el credo de las enseñanzas en el kinder son éstas:

-Hay que compartir

-Juega sin trampas y espera tu turno

-No le pegues a la gente

-Regresa las cosas a su lugar

-Limpia tu tiradero

-No tomes cosas que no son tuyas

-Discúlpate cuando lastimes a alguien

-Lávate las manos antes de comer  y jálale al excusado

-Galletitas y leche tibia te hacen bien cuando estás triste

-Aprende, piensa, dibuja, pinta, canta, juega y trabaja un poco cada día

-Toma una siesta cuando estés cansado

-Cuando vayas por el mundo, fíjate en el tráfico, dale la mano a tu compañero y permanezcan juntos

-Los pececitos, el hamster y el frijol que creció en el vasito, morirán; nosotros también

Si tomamos cualquiera de éstos puntos y los extrapolamos al complejo mundo adulto, y los aplicamos consistentemente en la familia, en el trabajo y en toda la sociedad, sin duda, veríamos cambios prodigiosos.

Te invito a que reflexiones y si te es posible, insiste en que los pequeños que te rodean en tu entorno, los vayan integrando firmemente en su desarrollo personal. Son preceptos simples, muy básicos aparentemente, pero contiene la esencia de lo que hace que una persona, sea  gente de bien.