Todas las parejas se pelean y atraviesan por crisis. Es común que cuando surge un conflicto nos dejemos llevar por el coraje, la desilusión, la desconfianza y los agravios y le metamos toda la culpa a la pareja de lo que está mal.
Es difícil, en medio de la crisis observarnos a nosotros mismos y asumir la responsabilidad por nuestros errores, es más común transformarnos en recolectores de defectos y antes de que nos demos cuenta la relación acaba convirtiéndose en un intercambio de recriminaciones creando un clima de tanta tensión que hasta los comentarios inocentes son mal interpretados.
Según los especialistas hay tres etapas particularmente delicadas en la vida de una pareja:
- Los primeros años, donde se puede generar lo que se conoce como “crisis de habituación” que se refiere a cuando creemos que poseemos a alguien y esa persona pierde el valor para nosotros, lo que se refleja en actitudes de apatía y desapego que se van intensificando.
- Cuando nace un hijo porque cambia totalmente la vida de la pareja; aumentan las responsabilidades y aparecen nuevas obligaciones que generan agobio
- Cuando los hijos se van o “nido vacío” y los cónyuges al quedarse solos se dan cuenta que son como dos extraños que no tienen nada que decirse
Si quieres sobrevivir a los conflictos y fortalecer tu relación de pareja, te recomiendo:
Las 7 reglas de oro para vivir bien en pareja
- Mantengan el respeto mutuo. Mientras que exista, hay esperanza de que la relación continúe
- Cultiven la amistad. Traten de complacerse y reconocerse día con día
- Afronten juntos las dificultades y no huyan cuando surgen los problemas
- Mantengan una relación de iguales y aprendan a compartir el poder
- Eviten la critica, porque de la critica al desprecio hay un solo paso
- No intenten cambiarse. Es mas efectivo que cada quien se encargue de solucionar sus problemas personales
- Tracen metas comunes y hagan planes a futuro
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