La envidia es uno de los 7 pecados capitales; en todas las culturas está catalogada como un mal, como un defecto, como algo que es deseable erradicar en su forma negativa, lo cual apuntaremos hacia el final de este post.
El sentimiento es tan pernicioso que se confunde, es común la intersección emocional con la avaricia, sobre todo en los pequeños, lo que continúa en la edad adulta sólo en aquellos que dejan de distinguir las emociones.
“Regálame un dulce”, suele decirle un niño a otro cuando el primero tiene una bolsa grande de caramelos; la negativa es la respuesta que generalmente viene acompañada de un cierto gesto de placer al dejar de compartir la golosina. Esta sensación, este sentimiento es tildado frecuentemente con el epíteto de: “ENVIDIOSO”; grave confusión, quien así reacciona es en todo caso un avaricioso pero dista de ser envidioso.
Desear lo que se carece, desde el éxito hasta los bienes materiales o espirituales, pasa por definiciones generalmente inexactas de valores como la justicia, la suerte o los merecimientos.
Cuando este comportamiento se instala en el desarrollo de un ser humano materializa egoísmos, como en lo que te acabo de exponer, y sentimientos de inferioridad como protagonistas de su historia.
Algunas corrientes filosóficas vinculan a la envidia con la mentira y con la traición, con ese fenómeno que es frecuente en la sociedad actual del oportunismo.
Vivimos en un mundo donde los medios falsa y vagamente catalogan al éxito, lo exhiben; incluso crean sensaciones colectivas de realidades ficticias de lo perfecto; lo popular, el serlo, magnifica situaciones que muchas veces son ridículas y alejadas de la realidad, carentes de información.
El antídoto para evitar este tipo de conductas nos es conocido a quienes cotidianamente nos vinculamos tanto con la Ley de Atracción como con el crecimiento emocional; eres un reflejo de lo que piensas, redescubrir logros de los otros, enfocarnos en sembrar nuestro futuro, ver hacia dentro es la forma de compensar este tipo de pensamientos negativos.
Es cierto que existen “envidias sanas”, construir a partir de deseos y de visiones de futuro parte de dirigir nuestra energía y esfuerzo tanto al crecimiento como a logros que son alcanzables, el inicio es partir de la realidad; eliminar por completo el deseo del mal o la desdicha de otros es absolutamente imprescindible.
Es el momento de recordarte que en un grupo cuando uno de sus miembros gana es obvio que también lo hace el conjunto.
El prestar atención a este tipo de fenómenos evita la enfermedad y la transformación negativa producto de los bloqueos que son limitantes extremas para el desarrollo.
Lo opuesto a la envidia es la caridad, la generosidad, en ellas radica lo mismo el amor al prójimo que a ti mismo; la creación de entornos saludables es vital para llegar a nuestros fines; coincidir con otros nos hace comprender que la quietud, el autoanálisis y el desarrollo son totalmente distintos a la mediocridad.
Tomar el tiempo para ocuparnos y enfocarnos en nuestra vida, remar nuestro barco nos sitúa en un alto nivel de conciencia, todo lo que va, viene; enviemos energía y luz a quienes nos rodean para que eso sea lo que recibamos.
Cuando supongamos que el pasto es más verde en el lado contrario, sentimiento común, hagamos una pausa para darnos cuenta de lo que podemos aportar para nuestra creatividad, incorporemos ideas de los demás en nuestros proyectos, lo que es válido; al detenernos debe de ser una condición necesaria el que nos ubiquemos en nuestro presente, incorporando amor, intención y pasión en aquello que hacemos nos liberaremos de los sentimientos limitantes que a nada llevan, convirtámoslos en elementos de confianza a sabiendas de que tenemos un camino adecuado al vibrar en una alta escala de valores.
Enfocarnos en nuestra cosecha dedicar la energía a la creatividad cotidiana nos mantiene ocupados, el tiempo que nos quede libre será para disfrutar del camino, al dejar de ocuparnos del vecino nos liberaremos también de la envidia.
Comentarios
QUISIERA QUE FUERA ASI, TAN FACIL SE DICE Y ES TAN DIFICIL LLEVARLO A CABO, PERO GRACIAS SEGUIRE INTENTADO HACERLO
es genial hacer esta reflexion ya ke en nuestra bvida tan agitada muchas veces no detectamos lo ekivokados ke estamos
Cierto, muy cierto. Eso de pensar que lo que los demás tienen, vale más que lo nuestro, es un error muy grande. Preguntemos primero, cómo se lograron esos resultados que nos parecen "buenos", tal vez se pagó un precio que no estamos dispuestos a pagar. Saludos Sol.