Cuando utilizamos la palabra Ley, no nos estamos refiriendo a los acuerdos terrenales que muchos denomináis ley. Tenéis la ley de la gravedad y la del espacio y el tiempo, también tenéis muchas otras leyes, incluso algunas que controlan el tráfico y la conducta de los ciudadanos. Pero cuando usamos la palabra Ley, estamos hablando de esas Leyes Universales eternas y omnipresentes. Y no hay tantas como creéis.
Si llegáis a entender y a aplicar estas Leyes básicas, comprenderéis cómo funciona el Universo. Entenderéis por qué os sucede lo que os sucede. Reconoceréis que sois vosotros quienes las invitáis, creáis y atraéis, descubriréis que tenéis el control deliberado de vuestra experiencia de la vida. En resumen, sólo entonces os sentiréis libres, pues la libertad es comprender la razón por la que pasan las cosas.
Aquí explicaremos las reglas de vuestro juego de la experiencia física, y estamos contentos de hacerlo porque son las mismas que para el juego de toda forma de vida, ya sea física o No-Física.
La Ley más poderosa de este Universo —la Ley de la Atracción— sencillamente dice que todo objeto atrae aquello que se asemeja a sí mismo. Habréis observado que cuando os empiezan a pasar cosas malas parece que todo va de mal en peor. Por ejemplo, cuando os despertáis contentos, tenéis un día más feliz. Sin embargo, cuando empezáis la jornada discutiendo con alguien, el resto del día también es negativo en muchos aspectos, ése es vuestro grado de conciencia en relación con la Ley de la Atracción. Ciertamente, todo lo que experimentáis —desde lo más evidente hasta lo más sutil— está bajo la influencia tío esta poderosa Ley... Cuando piensas en algo que te gusta, gracias a la Ley de la Atracción, empiezan a llegar otros pensamientos similares. Cuando piensas en algo que te desagrado, gracias a la Ley de la Atracción, también comienzan a llegar otros pensamientos similares; y te encontrarás hablando de ello con otras personas hasta que estés rodeado de un pensamiento cada vez mayor y más potente. A medida que aumenta ese pensamiento, que va cobrando impulso, mayor es su poder y su fuerza de atracción. Al entender esta Ley, podrás decidir si vas a enfocar tus pensamientos sólo en lo que quieres atraer a tu experiencia y apartar tu atención de aquellos pensamientos que no quieres que lleguen a la misma.
La Ley de la Creación Deliberada la describimos de este modo: empiezo a atraer aquello en lo que pienso. Atraigo con mayor rapidez el objeto del pensamiento que despierta una emoción fuerte. Una vez he lanzado con fuerza un pensamiento que evoca una emoción, al esperar aquello en lo que he pensado, lo consigo.
El equilibrio de la Creación Deliberada tiene dos caras, por así decirlo. Por una parte, está el pensamiento y, por la otra, la expectativa, creencia o Permisión. Así que, cuando has pensado en algo y lo esperas o estás convencido de que será, tienes la actitud perfecta para recibir el objeto de tu pensamiento. Ésa es la razón por la que obtienes lo que piensas, tanto si lo deseas como si no. Tus pensamientos son poderosos, son imanes que atraen, que se atraen mutuamente. Los pensamientos se atraen entre ellos y tú atraes a los pensamientos al prestarles tu atención.
En general, es más fácil ver estas Leyes en funcionamiento cuando observas la experiencia de otros: observarás que los que más hablan de prosperidad gozan de ella. Los que más hablan de salud también la tienen. Los que hablan de enfermedades están enfermos. Los que hablan de pobreza son pobres. Es la Ley. No puede ser de otro modo. Lo que sientes es tu punto de atracción, y por eso la Ley de la Atracción se suele entender cuando te ves como un imán, que atrae más y más de lo que siente. Cuando te sientes solo, atraes más soledad. Cuando te sientes pobre, atraes más pobreza. Cuando te sientes enfermo, atraes más enfermedad. Cuando te sientes desgraciado, atraes más infelicidad. Cuando te sientes sano, vital y próspero, atraes más de lo mismo.
Son las experiencias de la vida, no las palabras, las que nos aportan conocimiento
Somos maestros, y en todas nuestras experiencias de enseñar hemos aprendido este importantísimo hecho: las palabras no enseñan. Es la experiencia de la vida la que te aporta el conocimiento. Por eso, os animamos a reflexionar sobre vuestra experiencia de la vida, para que recordéis las cosas que habéis experimentado antes y empecéis a observar, a partir de ahora, la perfecta correlación entre las palabras que estáis leyendo en este libro y vuestras experiencias. Sólo cuando comencéis a daros cuenta de que la vida os da lo que habéis estado pensando, querréis prestar atención a vuestros pensamientos (de hecho, querréis controlarlos deliberadamente).
Controlar vuestros pensamientos os será más fácil cuando toméis la decisión de que vais a hacerlo. Pensáis en cosas que no queréis, principalmente porque no habéis entendido lo negativo que es eso para vuestra experiencia. Los que no queréis esas experiencias negativas, y los que queréis las experiencias positivas, una vez hayáis reconocido que lo que no queréis sólo atrae más de lo que no queréis a vuestra vida, no os costará controlar vuestros pensamientos, porque vuestro deseo de hacerlo será muy fuerte.
En lugar de controlar los pensamientos, sentiré los sentimientos
Controlar los pensamientos no es cosa fácil, pues mientras los estás controlando, no tienes tiempo para pensar en ellos. Por eso, en lugar de controlarlos, vamos a ofreceros otra alternativa más eficaz. Algunas personas entienden que mientras son Seres físicos, manifestándose en este aparato físico, simultáneamente hay una parte —más amplia, sabia y antigua— que existe de forma paralela, y que esa parte (a la que nos referimos como Ser Interior) se comunica con ellas. Esta comunicación se produce de diversas formas. Puede presentarse como un pensamiento claro y vivido —incluso a veces audible—, pero en todos los casos viene en forma de emoción.
Antes de venir aquí acordasteis que existiría esa comunicación con vuestro Ser Interior, y que ésta sería en forma de sentimientos, de los que no se pueden pasar por alto, en lugar de un estímulo en forma de pensamiento o de palabras que pueden olvidarse. Pues cuando estáis pensando, puede que no siempre podáis recibir un pensamiento distinto en el mismo momento. Al igual que cuando estáis pensando o reflexionando profundamente no oís lo que os está diciendo otra persona que está en la misma habitación. Por eso, el proceso del sentimiento en forma de emoción es muy útil para la comunicación.
Hay dos tipos de emociones: las que hacen que os sintáis bien y las que hacen que os sintáis mal. Y se acordó que las que os hacen sentiros bien se presentarían cuando pensarais, hablarais o hicierais aquello que estuviera en armonía con lo que queréis; a la vez que se acordó que el sentimiento que os disgusta se presentaría cuando hablarais, pensarais o actuarais en una dirección contraria a vuestras intenciones. Por lo tanto, no es necesario que controléis vuestros pensamientos, simplemente prestad atención a cómo os sentís. Cada vez que tenéis una emoción negativa, reconoced que —en el momento que se produce ese sentimiento— estáis deshaciendo vuestra creación. Cuando sentís esa emoción negativa, estáis pensando en algo que no queréis y estáis atrayendo su esencia a vuestra experiencia. La creación es el proceso de atracción; cuando pensáis, atraéis el objeto de vuestro pensamiento.
Cuando estoy tolerando a los demás, no estoy permitiendo
Este ensayo está pensado para que entendáis que nadie puede suponer una amenaza para vosotros. Puesto que cada ser humano controla su propia experiencia. El Arte de Permitir dice: Yo soy lo que soy y estoy dispuesto a dejar que los demás sean lo que son. Ésta es la Ley que conduce a la libertad total: libertad de toda experiencia no deseada y de cualquier respuesta negativa a una experiencia que no apruebas.
Cuando decimos que es bueno ser un Permitidor, muchos no entendéis lo que queremos decir, pues pensáis que Permitir es tolerar. Entonces seguís siendo lo que sois (aquello que según vuestras reglas es apropiado) y dejáis ser a los demás lo que quieren ser, aunque no os guste. Tenéis sentimientos negativos, sentís lástima por ellos, hasta puede que tengáis miedo de vosotros mismos, pero aun así les dejáis ser, pero con tolerancia. hacer su creación, porque estás ampliando la vibración de atraer lo que no desean.
Si vas a ver a unos amigos que están enfermos, intenta imaginarles sanos. Observa que cuando enfocas tu atención en su enfermedad, te sientes mal; pero cuando lo haces en su posible recuperación, te sientes bien. Al centrarte en su Bienestar, permites tu conexión con tu Ser Interior, que también les ve bien, y entonces puedes influir en su mejoría. Cuando estás conectado con tu Ser Interior, tu poder de influir es mucho mayor. Por supuesto, tus amigos pueden elegir centrarse más en su enfermedad que en su recuperación, y al hacerlo, pueden seguir enfermos. Si dejas que los pensamientos que te provocan emociones negativas te afecten, su influencia en lo no deseado será más fuerte que la tuya en lo deseado.
Elevo a los demás con mi ejemplo de Bienestar
No ayudarás a los demás con palabras tristes. No les ayudarás a elevarse reconociendo que tienen lo que no desean, sino siendo diferente. Les elevarás con el poder y la claridad de tu propio ejemplo. Si estás sano, puedes estimular el deseo de estarlo. Si eres rico, puedes estimular el deseo de prosperidad. Deja que sea tu ejemplo el que los eleve, que sea lo que hay en tu corazón lo que lo haga. Les ayudarás cuando te sientas bien con lo que piensas... Les deprimirás o aumentarás su negatividad, cuando te sientas mal con tus pensamientos. Así es cómo sabes si les estás ayudando o no.
Sabrás que has alcanzado el estado de Permitir cuando estés dispuesto a permitir a otro, aunque esa persona no esté dispuesta a hacer lo mismo contigo; cuando seas capaz de ser lo que eres, aunque los demás no lo aprueben; cuando puedas ser tú mismo y no sientas una emoción negativa por lo que los demás piensen de ti. Cuando contemples este mundo y te sientas siempre feliz, serás un Permitidor. Cuando puedas saber qué experiencias encierran felicidad y cuáles no —y tengas la disciplina de participar sólo cuando hay alegría—, habrás alcanzado la Permisión.
La diferencia sutil entre querer y necesitar
Al igual que a veces la diferencia entre emoción positiva y negativa puede ser muy sutil, la diferencia entre querer ynecesitar también puede serlo.
Cuando enfocas tu atención en lo que quieres, tu Ser Interior te ofrece una emoción positiva. Cuando la enfocas en lo que necesitas, tu Ser Interior te ofrece una emoción negativa porque no estás pensando en lo que quieres. Estás pensando en la ausencia de lo que quieres y tu Ser Interior sabe que aquello en lo que piensas es lo que atraes. Tu Ser Interior sabe que no quieres carencia, sabe que quieres lo que deseas y te está ofreciendo la guía para que te des cuenta de la diferencia.
Enfocar tu atención en una solución hace que sientas una emoción positiva. Enfocarla en un problema hace que sientas una emoción negativa, y aunque las diferencias sean sutiles, son muy importantes, porque cuando sientes una emoción positiva, atraes a tu experiencia lo que deseas. Cuando sientes una emoción negativa, atraes a tu experiencia lo que no deseas.
Puedo crear deliberada, intencionada y gozosamente
Podríamos decir que un Permitidor es alguien que ha aprendido la Ley de la Creación Deliberada y que ha llegado a un punto en que ya no deshace su creación. Crea deliberada, intenciona-ilu y gozosamente. Como ves, la satisfacción sólo procede de un litio. Viene de desear, permitir y recibir. A medida que avanzas tu esta experiencia de la vida física, manteniendo tus pensamientos dirigidos hacia lo que deseas, dejando que la poderosa ley de la Atracción trabaje a tu favor, trayéndote cada vez más acontecimientos y circunstancias y otros Seres compatibles contigo a tu experiencia, irás descubriendo que la espiral de tu vida es ascendente y que se dirige hacia la felicidad y la libertad. ¿Tienes preguntas respecto al Arte de Permitir?
Permitir es lo que has venido a enseñar en esta experiencia. Pero antes de que puedas enseñar, has de saber. Normalmente este tema surge cuando se plantea esta situación: «Alguien está haciendo algo que no me gusta; ¿cómo puedo conseguir que haga lo que a mí me gusta?» Y lo que se ha de entender es lo siguiente: En lugar de intentar que todas las personas hagan lo mismo o las cosas que ante gustan, es mucho mejor aceptar que todo el mundo tiene derecho a ser, hacer o tener lo que desea; y que tú, a través del poder de tus pensamientos, atraerás sólo lo que está en armonía contigo.
Comentarios