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Las ofensas han sido, son y serán, Humillar, pisotear o herir el amor propio o la dignidad de alguien, palabras que hacen sentir mal, que arrugan el corazón  o ponen en evidencia  con hechos o acciones mal intencionadas. Es algo así como aventar una piedra y esconder la mano, el cuerpo y todo nuestro ser. Cuando ofendemos también nos lastimamos a nosotros mismos,  pareciera ser que intentamos aventar miles de trozos de carbón al ser que deseamos lastimar, de modo que, cuando logramos alcanzarlo con las manchas y apreciamos nuestras manos, ¡¡¡oh sorpresa!!! que están más negras y cansadas de lo que imaginamos por el esfuerzo inmenso al sacar nuestra furia, ¿realmente quién termino más manchado y desgastado? ¿El ofendido o el ofensor?

La gran mayoría de las personas se la pasan parte de su vida sintiéndose ofendidas por lo que alguien les hizo. Pero ojo  ¡Nadie te ha ofendido! Son solo tus expectativas, tus apreciaciones  de lo que esperabas de esas personas, las que verdaderamente  te hieren. Y estas añoranzas las creas TÚ en tus pensamientos. No son reales. Sólo son producto de tu imaginación, de lo que a tu consideración debe ser.

Si tú esperabas que tus padres te dieran más amor y no te lo dieron, no tienes porqué sentirte ofendido. Son tus expectativas de lo que tú creías debía ser un padre ideal y lo de  debió hacer contigo. Y tus ideas son las que verdaderamente te lastiman y ofenden. Si esperas que tu pareja reaccione de tal y cual forma y no lo hace. Tu pareja no te ha hecho nada. Es la diferencia entre las atenciones que esperabas tuviera contigo y las que realmente tuvo, las que te hieren. Nuevamente, eso está en tu imaginación. 
Son tus creencias de lo que debe ser, las que te lastiman.  
El hábito y mala  costumbre  de sentirte ofendido por lo que te hacen otros (en realidad nadie te hace nada) desaparecerá cuando conozcas mejor el origen de las ofensas. ¿Qué es lo que realmente te produce malestar?

Cuando nacemos, somos auténticos, transparentes, no existen actuaciones, Pero nuestra realidad es suprimida y modificada por conceptos que nuestros padres, la sociedad y los medios de comunicación  nos enseñan y van cambiando, creando una parodia de cómo deberían ser las cosas en todos los aspectos de nuestras vidas, vamos aprendiendo a actuar con  los demás.

En realidad lo que hacen las ofensas  es que estorban. No te dejan ser feliz y a medida que se avanza en años, va mermando felicidad. Esto se debe a que el cúmulo de ofensas va ocupando un espacio innecesario y negativo en nuestro corazón. Lo importante es que cuando lleguen ofensas a tu persona decidas que es un regalo no grato que no estás dispuesto a recibir, es simple y llanamente tomar el control de tu vida y aprovechar el derecho que tienes a no recibir lo que no te es grato y no te deja ningún beneficio. Simplemente lo devuelves, has decidido que eso no es para ti. Simplemente auto-sanador ¿no crees?

Las ofensas siempre andan por ahí y no importa si la ofensa es real o imaginaria, siempre lastiman y hacen sentir mal. Lo realmente  importante no es la ofensa en sí, ni qué tipo de ofensa es, sino qué haces con ella.

Te invito a devolver esos regalos que no te hacen feliz, retórnalos de manera sutil a quien tristemente quiere dar lo único que posee en su corazón.

Las citas que quiero compartir contigo hoy son...

Proverbios 15:14  “La mente inteligente busca el saber, pero los necios se alimentan de necedades”.

Proverbios 15: 28 “El hombre justo piensa lo que ha de responder, pero el malvado lanza maldad por la boca”.

Que tengas una esplendorosa semana llena de Bendiciones y asertivas respuestas.

Dios te Bendice abundantemente!!!

Hasta el próximo martes :)