Periódico REFORMA
Isabel Turrent
14 Mar. 10
En México, este 8 de marzo, día internacional de la mujer, pasó sin pena ni gloria. El festejo se redujo a unas cuantas fotos en la prensa de mujeres dedicadas a la política -como si fueran las únicas que importan- y la pena se confinó a una o dos noticias perdidas en el interior de los periódicos. No sucedió lo mismo en el resto del mundo. En el New York Times, un editorialista admirable, Nicholas Kristof, ha convertido la defensa de las mujeres en los países en desarrollo en el tema central de su columna. Él y su esposa, Sheryl WuDunn, acaban de publicar un libro terrible y también esclarecedor -Half the Sky (al que volveremos en unos párrafos)- sobre la situación de las mujeres en Asia, el mundo musulmán y África. The Economist dedicó dos portadas al asunto en los últimos meses que son el mejor símbolo de lo que habría que haber celebrado y deplorado el 8 de marzo.
El primero de estos artículos analizó la veloz incorporación de las mujeres al mercado de trabajo en los países desarrollados, su ascenso político y su creciente visibilidad social. Falta mucho para que las mujeres alcancen la igualdad que pregonan las leyes: aun en países como Estados Unidos las mujeres ganan en promedio 18 por ciento menos que los hombres y tienen todavía una representación reducida en la cúpula empresarial y política. Pero es indudable que en los últimos 50 años las mujeres han protagonizado la revolución social más amplia y notable de la historia de la humanidad.
Esta revolución femenina es, tal vez, la última herencia de los pensadores que desde el siglo XVII destruyeron uno a uno los cimientos de un orden religioso y monárquico que maniataba a la ciencia, al pensamiento racional y al progreso, y confinaba a las mujeres a su función reproductiva: a parir, callar y obedecer. Es también, sin duda, fruto de los avances de la medicina moderna que rompió la fatalidad biológica que dio origen a ese orden social anacrónico. Abrazadas de la píldora, las mujeres han ido conquistando todos los bastiones dominados desde siempre por los hombres. Por primera vez en la historia las mujeres se negaron a cumplir con el dictum de haber nacido, "como la paloma, para el nido" -como predicaba Díaz Mirón- e irrumpieron en el terreno que había sido monopolio de "los leones nacidos para la batalla".
Sin embargo, estos logros son insuficientes y están lejos de estar repartidos democráticamente. La situación femenina más allá de las fronteras del mundo occidental industrializado es una vergüenza. Es, como afirman Kristof y WuDunn en su libro, el desafío moral imperativo del siglo XXI. En muchos de los países del Cáucaso, en el Medio Oriente, Asia, África y América Latina, la condición de la mayoría de las mujeres transita, con pocas excepciones, de la servidumbre a la esclavitud. La indiferencia que rodea la condición femenina en la mayoría del planeta es tan escandalosa como la complacencia del mundo frente al tráfico de esclavos hasta el siglo XIX: violaciones cotidianas, explotación, abusos, mutilaciones, asesinatos, encierros y humillaciones marcan la vida de las mujeres día con día.
La última portada del Economist (6-12 de marzo de 2010), que anuncia un "generocidio", es tan sólo un botón de muestra de la situación femenina en pleno siglo XXI. El Economist no es el primero en señalarlo: Amartya Sen, ese hindú admirable Premio Nobel de Economía, se adelantó en informar al mundo que entre el año 2000 y el 2010 faltan más de 100 millones de mujeres en la población mundial: fetos femeninos abortados con ayuda de la tecnología moderna en aras de la preferencia -básicamente oriental, pero no solamente- por los "varones", y niñas recién nacidas asesinadas porque "no sirven para nada", como informó una mujer-suegra a una corresponsal china que presenció uno de esos crímenes. China, India y el resto de las sociedades asiáticas que han permitido ese genocidio están pagando ya las consecuencias. A través de la historia -concluye el Economist- el exceso de hombres jóvenes sin oficio ni beneficio ha sido responsable de crímenes y violencia. "Una población creciente de hombres solteros frustrados anuncia graves problemas sociales".
El sometimiento de las mujeres ha anunciado siempre graves problemas sociales. No es ninguna coincidencia que los países musulmanes sean fuente de terrorismo, violencia e intolerancia. Y que África, que mutila, viola y humilla a las mujeres, sea un territorio pobre, brutal y caótico. El progreso es imposible en sociedades que marginan a la mitad de su población. El 8 de marzo, Reforma publicó en la página 5 de "Ciudad" una nota escalofriante: tan sólo en el DF, en 2010, ha muerto una mujer a la semana en "crímenes pasionales". Las mujeres como objeto de uso y abuso: por celos, venganza o por un motivo tan común que no merece ni la primera página: el incesto. En la semana del 8 de marzo, un hombre asesinó a puñaladas a su hija de 8 años e hirió a su mujer que le reclamaban haber violado a su hijastra. Hubo 90 crímenes de esos en 2009. Apresaron tan sólo a 27 presuntos responsables. ¿Y todavía se pregunta usted, querido lector, por qué vivimos en una sociedad tan violenta?
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Mi querida Sylvia, excelente tu artículo aunque desgraciadamente aterradoras las cifras y difíciles de creer, que en pleno siglo XXI, la Humanidad sigue siendo en algunos países tan primitiva y lejana de la verdadera
evolución, a caso será cuestión de que lo que debemos empezar por cambiar será nuestro ADN ?
Felicidades, un beso y toda mi admiración!
MIS FELICITACIONES POR LA ORGANIZACIÒN DEL MAGNO EVENTO PARA NOSOTRAS LAS MUJERES.
GRACIAS POR LOGRAR QUE TANTAS MUJERES TENGAMOS LA OPORTUNIDAD DE CONOCERNOS INTERIORMENTE Y SABER QUE PODEMOS CO-CREAR NUESTRO PROPIO DESTINO JUNTO CON DIOS.
MUCHAS GRACIAS
Pero linda yo si te menciono algo grandioso que con tu ejemplo y la de muchas damas sigo a diario todo lo que ustedes nos enseñan y nos estamos uniendo para que todo esto cambie, es lento pero lo que ustedes nos enseñan a diario, que aunque no sea como debiera ser estamos luchando por ser mejor y mejor cada día, sean felices y de buen animo, hasta pronto.
excelente artículo! Cada una en el punto del planeta donde le tocó nacer, debe cooperar con un granito de arena. El ser humano evoluciona muy muy lentamente, pero no debemos irnos de la Tierra sin haber luchado por algo. Gracias.
Muy bueno!! Si, no se toma en cuenta con mucho ruido pero si hacemos y poco a poco se está ganando terreno. Yo imparto una plática "Las mujeres mexicanas en la primer mitad del Siglo XX", es el período más productivo de la actuación de la mujer en nuestro país ( en la semana pasada fueron 3 instituciones las que la pidieron), de ahí para aca ha sido responsabilidad de la mujer hacer uso de esas ventajas que otras ganaron para nosotras. No perdamos tiempo esperando primeras planas, trabajemos con las jóvenes de ellas depende equilibrar esto que marcas. El hombre también la tiene difícil, padecen la violencia propia y la esperanza de resultados mayores de los que ya algunas mujeres tienen.
Saludos Sol
Comentarios
evolución, a caso será cuestión de que lo que debemos empezar por cambiar será nuestro ADN ?
Felicidades, un beso y toda mi admiración!
Excelente artículo pero duele saber que tantas mujeres viven sometidas. Juntas lograremos el cambio.
Saludos.
GRACIAS POR LOGRAR QUE TANTAS MUJERES TENGAMOS LA OPORTUNIDAD DE CONOCERNOS INTERIORMENTE Y SABER QUE PODEMOS CO-CREAR NUESTRO PROPIO DESTINO JUNTO CON DIOS.
MUCHAS GRACIAS
Saludos Sol