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...¨En la primavera de la juventud, en la plenitud del verano de la edad madura, y después también en el otoño y en el invierno...Vivamos...¨

En muchas ocasiones especiales, ya sea navidad, o cuando cumplimos un año más de vida, evocamos en nuestra mente, el deseo de vivir en forma completa y en abundancia.

Hoy no es una fecha en especial, o quizá si, no lo sabemos, pero que cualquier día, sea un pretexto, para emprender a vivir nuestra vida en plenitud.

Pero que es Plenitud?

De acuerdo al diccionario, maneja algunos conceptos:

a).-Es el estado de la persona o cosa que ha alcanzado su máximo grado de desarrollo, mejor momento de algo.

b).- Mayor intensidad o perfección de algo.

c).- Momento de mayor importancia o intensidad.

Desafortunadamente, a veces los seres humanos pasamos por un sentimiento de insatisfacción, de descontento, dejamos de valorar el camino recorrido, las experiencias sumadas, los amores multiplicados que hemos recibido en nuestra senda personal.

Por ello, nunca debemos restar a nuestros instantes la pericia adquirida, no debemos dividir las destrezas alcanzadas.

Nuestra vida está hecha de millones de momentos, vividos de mil maneras diferentes. Que esas temporadas las incorporemos a nuestro sentir, a nuestra existencia, a nuestro diario vivir y que ello nos conduzca a vivir plenamente, ciertas de nuestro entorno presente y con la fe del futuro en nuestras alas.

No hay  momentos más  plenos, que aquellos en los cuales  descubrimos que la vida, con sus júbilos y entusiasmos, inclusive con sus pesadumbres, los podemos vivir pletóricos de afán y pasión, completos en nuestro interior.

Fomentemos diariamente a que la plenitud se encuentra en nuestros pensamientos y en nuestros actos habituales y cotidianos.

Pero, por que sería benéfico vivir plenamente?, desarrollarnos mejor como seres humanos, como mujeres, comprender nuestro alrededor, valorar cualquier situación que se nos presente, gozar cada segundo de nuestra energía, observar con entusiasmo el cambio de las estaciones del año y sentir la firmeza de mi proceder y de mi actuar.