Los números nunca mienten. Es verdad. Ellos son precisos, analíticos, racionales y muy objetivos. Son inapelables. Yo, una mujer sensible al contacto humano, a buscar miradas esquivas, a deletrear metáforas de vida, pues no digiero los números, ni de mi teléfono. Fue que me hice reflexionar sobre la fugacidad de la vida a través de experiencias numéricas, que me permití abrirme a tan maravilloso mundo cuantificable.
Haz cuentas y observa como a través de los números podemos clarificar cómo andamos en nuestra vida. Qué pasaría si te pregunto, ¿cuántas veces en éste año, en qué días y en qué mes has abrazados a tus padres?, ¿y cuántos minutos o segundos ha durado ese abrazo?. ¿Cuántas veces has sido agradecido éste día?, ¿cuántos segundos te has tomado para estar en contacto contigo?. ¿Cuántos amigos tienes?, ¿a cuántos de ellos les has llamado en estos días?. ¿Cuántas excusas no has inventado para evitarlos?. Te das cuenta como en seguida los números dejan de ser fríos y por el contrario cobran mucha vida y le dan sentido a tu vida.
Los números también se vuelven una tortura cuando los traemos para darnos cuenta de la calidad de vida que nos estamos generando. Hablan de la participación activa con nuestra propia vida. Suma todos tus bienes materiales, divídelos por el amor que acompaña a esos bienes y tendrás un lindo resultado…., o no. Has escuchado hablar de “cuando el dinero se acaba el amor sale por la ventana?. Dicen que los pobres aún tienen una gran esperanza que los ricos ya no tienen, que el dinero les dará felicidad. Tú puedes elegir ser dueño del amor o esclavo de las cosas.
Los números dejan de ser rocas de hielo cuando los asocio a la vida. Cobra mucho sentido decir que soy una mujer de 37 años, llevo vivido hasta hoy jueves 24 de octubre del 2013, 13569 días llenos de pérdidas insuperables, errores elementales y aprendizajes esenciales. Si llegara a vivir a los 80 años, probabilidad mexicana, 29200 días, quiere decir que me faltan 15631 días de vida, ¿cómo decidir vivirlos?. Como verás no son tantos los días. Parecen muchos, pero si no comenzamos con la unidad, el día 1, es más probable llegar al 29200 con los ojos cerrados sin saber cuántos días viví, o sobreviví.
Los números me hacen saber que el tiempo no es inagotable, es finito. Me brinda una sensación de urgencia, provocando una especie de despertar a cachetadas para despabilarme y elegir cómo quiero vivir a partir de hoy. Como diría un amigo, saber cuándo llegará tu fin te impulsa a dejar de hacer estupideces y dedicarte a hacer cosas importantes. Yo añadiría, cosas apegadas a tus valores.
Esa es la riqueza de los números. A éste día le quedan escasas 7 horas, 420 minutos, 25200 segundos. Cómo decides respirarlos: en la pasividad o en la proactividad.
Haz que las cosas sucedan!!
PROYECTO DE VIDA PARA MUJERES
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