Todas las personas, en algún momento de nuestras vidas, hemos tenido que enfrentar situaciones difíciles, ya sea en el trabajo, en nuestra vida personal o familiar.
Particularmente las mujeres, quienes hoy día cumplimos un importante rol en nuestra sociedad no solo como madres, sino también como profesionistas y líderes en diversos ámbitos, nos enfrentamos día a día con diversas circunstancias que debemos resolver.
Considera las siguientes situaciones:
1) Perdiste tu empleo
2) No lograste esa promoción
3) No te aprobaron el proyecto en el que invertiste tiempo y dinero, pero sobre todo te entusiasmaba tanto
4) Tu pareja te ha sido infiel
5) Eres madre soltera y careces de apoyo para mantener y educar a tus hijos
6) Tu hijo ha sido diagnosticado con algún “déficit”
7) Tu último papanicolau o mastografía son dudosos y hay que hacerte nuevos estudios
Cuando hablamos de resiliencia, nos referimos precisamente a esa capacidad que tenemos los seres humanos para salir adelante, para convertir los retos en oportunidades de aprendizaje.
Ser resiliente no significa carecer de dificultades; tampoco significa el no experimentar dolor o tristeza en algún momento de nuestras vidas. Sino que hace referencia a nuestra capacidad para salir adelante a pesar de lo anterior, inclusive fortalecidas a partir de esas experiencias.
La resiliencia, nos dice la American Psychological Association (APA), no es una cualidad con la que nazcamos, sino que es un conjunto de conductas, pensamientos y acciones, que pueden ser aprendidas y desarrolladas por cualquier persona.
Por otro lado Salvatore Maddi y Deborah Khoshaba, autores del libro Resilience at Work, señalan tres aspectos que contribuyen a la resiliencia: el compromiso con las acciones que han de tomarse, la capacidad de tomar control de las situaciones ( y la aceptación de lo cual no podemos tener control) y la visualización de éstas como retos.
Esto quiere decir que una persona que se considera a sí misma como poco resiliente, puede aumentar su capacidad de resiliencia, si asume el compromiso del cambio, e inicia un proceso de autoconocimiento y exploración de los recursos con los que cuenta, así como de aprendizaje y práctica de estrategias para ser resiliente lo cual le permitirá ganar control sobre las situaciones, generando en ella mayor confianza y una perspectiva de éstas (las situaciones) como oportunidades de aprendizaje.
Algunas de las estrategias que las personas deben aprender y practicar son las siguientes:
1) Darse cuenta. Esto implica aceptar una realidad, como el hecho de que nuestra pareja ya no quiere estar con nosotros, que tenemos una enfermedad que debemos enfrentar y salir adelante, o que debido al proceso de restructuración por el que atraviesa la compañía, saldremos de ésta tarde o temprano. La negación de cualquiera de estas situaciones, así como la negación de nuestros propios sentimientos respecto de éstas (enojo, tristeza, nostalgia, miedo) se convierten en obstáculos para crear resiliencia.
2) Crear redes. Se ha demostrado que contar con apoyo en momentos de dificultad favorece la resiliencia. Lo mismo que cuando a través de estas redes, ofrecemos también apoyo a otras personas en circunstancias similares, esto contribuye a fortalecer nuestra autoestima. Estas redes pueden establecerse entre familiares, amigos, vecinos, o incluso a nivel laboral o comunitario (organizaciones civiles)
3) Mantener el control de nuestros pensamientos. En la mayoría de los casos, no son los hechos, sino nuestra interpretación de ellos, lo que provoca nuestras emociones. Tendemos a “catastrofizar” y a decirnos a nosotros mismos que nunca encontraremos un trabajo igual, una pareja igual, que no seremos las mismas (en el caso de las mujeres) después de que nuestro cuerpo haya sufrido una alteración. Darse cuenta de esto puede ser difícil, pero posible. Nos da miedo el cambio, y es por ello que tendemos a sobreestimar sus efectos. Si somos capaces de mantener la perspectiva de los hechos, nos será más fácil ser resilientes.
4) Cuidarnos a nosotras mismas. Esto significa alimentarnos bien, hacer ejercicio y dormir suficiente. ¿Cómo estos hábitos pueden contribuir a crear mayor resiliencia? Sencillamente porque a través de ellos mantenemos nuestro sistema nervioso e inmune en buen estado. Se ha comprobado que un estilo de vida saludable aunado a los pasos previamente descritos nos ayudan a controlar mejor el estrés y aumentan nuestra capacidad para ser resilientes.
5) Sentido del humor y Visión Positiva. Asumes las circunstancias con demasiada solemnidad ? O eres capaz de reírte y encontrar lo positivo en la desgracia? Tanto la capacidad de reírte como de ver los aspectos positivos de una situación incrementan nuestra resiliencia.
El Curso Como ser una Mujer Resiliente forma parte de nuestra oferta de servicios. Puedes inscribirte o inscribir al personal de tu empresa para el que daremos en Febrero del 2012. También si lo deseas, este curso puede ser impartido en tus instalaciones (In-company Training).
Al finalizar este curso, las participantes:
- Habrán conocido qué es la resiliencia, su importancia y las cualidades que la facilitan.
- Habrán identificado los principales retos a los que se enfrentan en su trabajo y en su vida personal y el impacto de éstos en sí mismas.
- Habrán identificado sus fuentes de resiliencia y habrán aprendido a utilizarlas.
Escríbenos a mujeres@transformatuestres.com
Para mayor información sobre éste y otros cursos que impartimos.
Comentarios