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Existe un refrán que dice “El camino al infierno está lleno de buenas intenciones”, y por qué lo saco a colación:
Hace cinco años llego a la presidencia de nuestra nación el señor Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, y como él dijo “haiga sido como haiga sido”, ha llevado al país a una situación nunca antes vista ni vivida por el tipo de violencia que se ha generado y que rebasa cualquier nivel de cordura, si la violencia tiene algo de cordura.
En su precampaña prometió empleos, pero nunca dijo como, y tristemente ahora vemos como los creó, PRIVANDO DEL FUTURO a millones de jóvenes que orillados por la desesperación, falta de oportunidades u obligados por las mafias (obvio, no gubernamentales), engrosan diariamente las hordas de la delincuencia.
Lo peor, es que sin consultar (ni siquiera a los que votaron por él), decidió enfrentar a las mafias (no las gubernamentales por supuesto) que corroen al país, con una estúpida guerra, pero quijotescamente, sin un estudio previo que le presentara un panorama de fortalezas y debilidades de su gobierno para tener posibilidades de éxito. No, nunca cruzó por las manos del señor Calderón, menos por su mente el libro del Tsun Tse , mejor conocido como el arte de la guerra, que en sus principios básicos nos menciona varios puntos que él soberbiamente ignoró, por ejemplo:
-Si puedes evitar una guerra hazlo.
-Si no puedes evitarla crea una fuerza leal a ti.
-Si sospechas de traidores elimínalos.
-Antes de enfrentar a tu enemigo infíltralo y conócelo como a ti mismo.
-Corta sus suministros.
Hay más puntos que puedo referir pero éstos son básicos, y si analizamos los resultados obtenidos por Calderón hasta ahora, nos daremos cuenta de dos cosas que en ambos casos son terribles:
La primera, que posiblemente está coludido con algún cártel y todo es una mera farsa para reafirmar al que convenga a sus intereses.
La segunda e igual de grave, que no sabía, ni sabe donde está parado; porque sus colaboradores lo traicionan, sus subalternos se han vuelto mercenarios y sus gobernados perdieron la confianza en él (si acaso algún día se la brindaron).
Escuchamos o leemos a diario en los periódicos, radio o t.v., a los expertos con sus críticas y soluciones rebuscadas para esta guerra que ha dejado en estos 5 años la cifra de 48 000 muertos, siendo que la solución es sencilla y obvia. No necesitamos nuevas leyes, sólo que se apliquen las existentes y que realmente se castigue a los verdaderos culpables de la situación que vivimos, cómo a los ex presidentes y ex gobernadores que llegaron al poder con una mano adelante y otra atrás y actualmente exhiben sus fortunas sin recato en revistas como HOLA o la revista QUIEN; a esos magistrados que tuercen la ley para beneficiar a grandes intereses y fastidiar al ciudadano de a pie; o a esos que legislan conforme a lo que dictan sus partidos con el único propósito de lograr un mejor hueso sin escuchar a quienes “votaron” por ellos o según ellos representan.
Sabemos que vivimos en una sociedad de simulación cada vez más desesperada, que se agrava la situación y no se ve la luz al final del túnel, pero sólo la veremos cuando decidamos unirnos dejando de aceptar esos engaños diarios de nuestros gobernantes; que el problema del vecino lo hagamos nuestro y juntos, unidos, exijamos una solución. Porque esperar más, es tan sólo tiempo para que nosotros seamos los del problema y sintamos la soledad de los que ignoramos en su desesperación.
Cacho.