¿LA VIOLENCIA ES UNA FORMA DE VIVIR?

 Actualmente, con todos los sucesos a los cuáles atónitos estamos asistiendo, cabe preguntarse por qué un ser humano se torna agresivo y por qué utiliza la violencia como instrumento para lograr sus fines. Y claro, sin duda que esta pregunta merecería un estudio psicológico muy profundo que no es para nada el objetivo de nuestra reflexión, pero sí es una pregunta que ronda alrededor de nuestra mente, en forma permanente, porque ¿qué es lo que le pasa a este tipo de personas, qué es lo que podemos detectar en la vida de estos individuos qué hacen que en determinado momento, la VIOLENCIA sea su estilo de vida?

Entonces lo que vemos sí es que tienen una serie de problemas y una serie de conflictos que han vivido a lo largo de su vida, que no están adecuadamente resueltos y que quizás puedan remontarse a los primeros años de su existencia. Es común encontrar violencia física, maltrato psicológico, en la historia personal de estos seres que han crecido y se han desarrollado en un medio donde la agresión era considerada la manera habitual de comunicarse entre los distintos integrantes de la familia. Pero de todos modos, esto no es un argumento para justificar a la persona violenta. Quizás simplemente es un elemento para hacer el diagnóstico. Lo que es criticable es que esa persona que vivió esas situaciones de violencia y que por lo tanto, la tiene que haber pasado muy mal, no haya hecho nada en su vida como para poder sanar esos aspectos, como para poder modificar esas conductas y tratar de socializarse de manera que pueda convivir con otros seres humanos.

Y entonces, tampoco es ajena a estas personas, la violencia física, de la cual fueron protagonistas pasivos y que quizás nunca llegaron a comprender por qué se producía. Y vuelvo a repetir: de ningún modo esto puede operar como un atenuante, como muchas veces se esgrime. Porque muchas veces se dice: “bueno pero lo que pasa es que no vivió otra cosa”. Pero sí vio otras maneras de vivir. Porque el violento no vive dentro de una campana de cristal, convive con otros seres humanos, interactúa con otras personas y ve, siente y observa que no todas las personas son violentas y que hay otras maneras de convivir con seres humanos. Entonces esa persona manipuladora y agresiva hace que nos obligue a revisar profundamente nuestra realidad y entender que aquello que estamos viviendo como algo tan negativo, hay que ponerle un límite, y hay que ponerle un fin.

Y las estadísticas en todos los países nos indican que el índice de violencia doméstica y de maltrato físico y psicológico, va en aumento y yo creo que ese aumento va en función del deterioro también de las organizaciones sociales, del estrés con el cual vivimos los seres humanos día a día. Y esto pasa en el primer mundo, o en el llamado primer mundo, que hoy ya no es tan primer mundo, como en los países en vías de desarrollo.  Y un análisis primario de la situación nos permitiría pensar que la condición socio-económica no es la única razón que llega a desequilibrar a un ser humano y lo hace manipulador y violento; hay otras muchas razones de peso que son las responsables de que estos índices tengan una curva ascendente y que reflejan cada día, con mayor crudeza, la descomposición de esa estructura social con víctimas que sufren de ese maltrato psicológico bajo todas sus formas, hasta la pérdida de su vida misma a manos de quien fuera de todo control se convierten en asesinos, en homicidas directamente. Y si bien debemos admitir que la vida hoy en día presenta una serie de dificultades para cualquier individuo, hombre o mujer, no hay justificación alguna que pueda explicar la adopción de conductas y de actitudes que son reprobables desde todo punto de vista y que no resisten el menor descargo.

Y la violencia psicológica no se define por un episodio aislado o por un acto aislado, sino que son una serie de conductas que se convierten finalmente en habituales, en las que siempre existe una forma velada o manifiesta de agresión dirigida a las personas de las cuáles el manipulador necesita obtener algo. ¿Y cómo lo hace? A través de la intimidación, a través de esa demanda permanente y aunque no se pueda demostrar una agresión física, existe una agresión a nuestro espacio vital.

Pero hay algo que sí debemos tener en cuenta y quiero que lo recuerdes bien claro, y es que la violencia psicológica casi siempre es la antesala de la violencia física. ¿Por qué? Porque la violencia psicológica no solamente es mucho más sutil, no solamente es mucho más difícil de demostrar, pero tiene un límite; porque cuando la persona que manipula no logra su objetivo a través de la violencia psicológica, se va quedando sin recursos y no tiene otro camino o no encuentra otro camino que la agresión física. Y esto es absolutamente injusto para la víctima y es absolutamente inaceptable desde todo punto de vista.

Cada vez es mas frecuente que asistamos como compañeros de trabajo, como vecinos, a situaciones de violencia y nos desentendemos muchas veces del problema pensando que no es de nuestra competencia, que es un problema de ellos. Pero pasa el tiempo y después leemos en los titulares de la prensa que ha habido un nuevo hecho de sangre que quizás tú o yo pudimos haber evitado, denunciando situaciones irregulares de las cuales podríamos haber sido testigos auditivos o testigos oculares o testigos simplemente por vecindad.

Y esto está sucediendo en muchísimas casas de nuestro país Uruguay y nos consta que en la mayoría de los países a lo largo y ancho del mundo. Uruguay, un país que se ha destacado siempre por su educación, por su baja tasa de mortalidad infantil, por su cultura y sin embargo estamos asistiendo a una verdadera descomposición de lo que significa la personalidad de los individuos que llegan a este tipo de situaciones, absolutamente increíbles y totalmente inaceptables.

 

Dr. Walter Dresel

wdresel@adinet.com.uy

www.exitopersonal.org

www.walterdresel.blogspot.com

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