Además del día de las Lupitas, en el santoral mexicano hay otra gran fecha para celebrar: el día de las Marías.
Ambos nombres tienen un fuerte acento religioso y se enmarcan en las más hondas tradiciones de nuestra cultura popular, pues nos remiten ya sea la Virgen María o bien a nuestra Guadalupana.
Pero hoy me refiero en especial al onomástico de las Marías, que este miércoles 15 de agosto festejamos a lo largo y ancho del país.
¿Quién no tiene en la familia o entre sus amistades una o varias Marías? Yo diría que todos tenemos por lo menos alguna María cerca de nuestro corazón.
Claro que por mucho que se les quiera, debemos reconocer que en la historia de México grandes mujeres han portado ese nombre. En nuestra cultura no han sido pocas y constituyen verdaderas leyendas, ya sea en las letras, la obra plástica, el teatro o el cine. Para nuestra fortuna, varias de esas damas aún están activas y nos ofrecen enormes satisfacciones.
Justo en ese contexto quiero evocar a una muy querida amiga: la gran María Victoria Cervantes. Una mujer talentosa, versátil, fina y de gran sensibilidad artística que lo mismo nos deleita y conmueve con sus canciones que nos hace reír al interpretar coloridos personajes de películas o de series de televisión.
Baste mencionar que su amplio y atractivo catálogo fonográfico incluye ¡100 discos!, en los que destacan algunas sentidas interpretaciones como Enamorada, Tengo ganas de un beso, Mil besos, Cuidadito, Soy feliz, Qué bonito siento o Así, así.
Y qué decir de su original presencia, con un vestuario tan bello, reluciente y favorecedor, como si se tratara de una segunda piel en su ya de por sí sensual cuerpo de sirena, que incluso hoy día luce en la obra musical Perfume de gardenias.
Por cierto, estuvimos hace apenas un par de meses en la presentación de un libro magnífico, que recomendamos ampliamente, sobre su vida y su obra. Me refiero a María Victoria, el alma en el cuerpo, escrito por Beatriz Espejo y editado por otra amiga también muy apreciable, que es Amparo Espinosa Rugarcía, fundadora y directora de Documentación y Estudios de Mujeres, Demac. Recuerdo que en la presentación de la obra Amparo definió con gran tino a María Victoria a través de cuatro certeros adjetivos: sensual y elegante, ingenua y perspicaz.
Por igual, recordamos su gracia, su vis cómica en el famoso programa La criada bien criada, entre otras de sus representaciones teatrales, cinematográficas o televisivas que han merecido múltiples premios y reconocimientos, sin olvidar sus primeros filmes allá al inicio de los años cincuenta, como Serenata en Acapulco o Amor perdido.
Y no puedo dejar de mencionar ese encuentro al que año con año nos convoca el día de su santo en su cálido hogar, donde una y otra vez ratificamos su don de gentes, generosidad, sencillez y muchas otras cualidades, como el saber integrar una familia donde ya cuenta, por ventura, con varios bisnietos.
Así que este día de las Marías es una oportunidad perfecta para enviar otro abrazo fraternal y más felicitaciones –a las que se une mi compañero Alejandro– a María Victoria, ese ser humano que tanta dicha nos ha prodigado.
Cierro el tema con una felicitación extensiva a otras muchas y célebres Marías, algunas ausentes ya y otras felizmente presentes todavía entre nosotros.
http://www.marthachapa.net/enlachachapa@prodigy.net.mxTwitter: @martha_chapaFacebook: Martha Chapa Benavides
Comentarios
Con María Victoria, no es necesario el apellido, su nombre es suficiente para saber cómo debe ser una mujer, independientemente de la profesión. Toda una dama, de eso debemos felicitarla.
Saludos Sol