La Tregua de Benedetti

Murió Mario Benedetti. Cuando me enteré en el programa de Carmen Aristegui, tuve una sensación de nostalgia. No al grado de llorar o de sentir algo por una persona que jamás vi en mi vida, sino por lo que sus libros dejaron en mí.La primera vez que lo leí tenía 13 años, iba en la secundaria y la profesora de Taller de Redacción nos dejó leer La Tregua. Francamente me pareció la idea más absurda, pues con tanta tarea verdaderamente importante, a la muy tonta se le había ocurrido ponernos a leer ¡qué atrevimiento! Además, había lecturas más interesantes como la revista ERES o los horóscopos del Teleguía.Lo compré, por cierto fue un gran esfuerzo para mi mamá darme el dinero que no me dejaría quedarme sin hacer la tarea. Y la primera línea “Lunes 11 de febrero. Sólo me faltan seis meses y veintiocho días para estar en condiciones de jubilarme. Debe hacer por lo menos cinco años que llevo este cómputo diario de mi saldo de trabajo.“ ¿Qué demonios iba a importarme la vida de un vejete a punto de su jubilación, cuando la juventud se derramaba por mis ojos?Poco a poco, con cada línea leída, la estupidez se me iba cayendo. Martín Santomé me atrapó con todo y su gris historia de vida. Don Policarpo, se convirtió en mi pesadilla. Recuerdo que le leí a mi papá esa parte y sentenció que si me portaba mal se me aparecería también, y como esas cosas de los muertos y las situaciones inexplicables, no se me dan, me enojé diciéndole que no le leería nunca más.Gabriela, mi amiga, me dijo un día: “Tienes la piel de durazno como la de Avellaneda”. Por Dios, ¿cómo no me había dado cuenta? Si casi, casi, yo era ella, la mujer perfecta a la que amo Martín, lo que implícitamente significaba ser la musa de Benedetti. Mi ego creció en una época en la que el autoestima estaba por los suelos gracias al niño de mis ojos, al amor de mis amores, al superman que nunca se fijó en mí.Así que lloré cuando me enteré que Laura murió. Comprendí la soledad tan grande que puede causar hacerse viejo. Me acerqué a mi abuelo a preguntarle cómo estaba y me preocupé demasiado cuando se jubiló.La Tregua de Benedetti, no sólo me aventó al mundo de la literatura, sino que removió los sentimientos y sensaciones que ayudaron a formarme como adulto, por eso me duele su muerte.
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