Sobre los tres protagonistas del bullying (el victimario, la víctima y los testigos), se ha dicho mucho: sus características, implicaciones, etcétera. Pero hay un cuarto actor que contribuye sobremanera al problema, acerca del cual se dice muy poco: la autoridad, los adultos.
La noticia del momento en cuando a bullying se refiere, ocurrió en una escuela primaria José María Morelos, de Hermosillo, Sonora: una niña defendiéndose de un niño que es incitado por otros niños a demostrar quién es el hombre, a demostrar quién gana, y que terminó por provocarle a la niña la pérdida momentánea del conocimiento.
Toda la escena fue grabada por uno de los niños del salón. El video dura cerca de ocho minutos. Todo lo que ahí sucede es lamentable, indignante, triste, vergonzoso, peligroso, tal y como es el bullying.
Ocho minutos de grabación sin la presencia de un adulto. ¿Dónde estaba su maestra en ese momento? ¿Por qué la niña venía siendo víctima de bullying desde hace tiempo sin que autoridad escolar alguna hiciera algo al respecto?
¿Por qué los demás niños y niñas alientan la violencia, unos con sus gritos, y otros con su pasividad, en lugar de oponerse? ¿Por qué sigue funcionando como resorte que activa la agresividad infantil argumentos del tipo: “¿Qué no eres hombre?, gánale”? ¿Por qué el niño del celular ve con motivo de orgullo tener grabado algo tan denigrante, tan desafortunado, tan injusto?, ¿por qué no lo ve mínimamente como algo desagradable, sino divertido? “Yo tengo (grabado) toda la cosa”, decía presuntuoso.
Este tipo de situaciones detonan preguntas que actualmente, gracias a la investigación en el tema, tienen respuestas de donde deberían desprenderse acciones contundentes y sostenidas por parte de los adultos (profesores, directivos, autoridades escolares más amplias, padres). No obstante, la tendencia de estos sigue siendo a minimizar, negar, banalizar, maquillar, evadir o posponer el problema.
Comentarios
Desafortunadamente cada vez màs se ve como esta la educaciòn en nuestro paìs carece de fundamentos èticos que van del respeto a los demàs, efectivamente los padres que somos los primeros que educamos nos estamos alejando cada vez màs de este papale y dejamos a os hijos que hagan lo que quieran.Tambièn a influido la mala informaciòn en cuanto a los derehos de los niños, por que se basan en eso para que sus padres no los reprendan.Hay que volver a retomar la educaciòn de nuestros hijos.