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Abrir puertas y camino; hacerlo al andar como diría el poeta, es esencialmente una reflexión que se deriva de enfrentar nuestra realidad, nuestras circunstancias.

Frecuentemente sueño e imagino la posibilidad de tener el puente que vincula y enlaza tiempos, logros y deseos; considerar este andamiaje cual si fuera un canal de transmisión de vida, anhelos y experiencia.

Si hubiera que bautizarlo yo propondría el título de este Post: La puerta mágica.

La fiesta y sus circunstancias, la alternativa siempre necesaria e inevitable que abre el camino de la transformación y el cambio; crecimiento y desarrollo.

En un esfuerzo de honestidad, esta expresión genuina y verdadera se vincula a la valentía del pensador, aquel que lucha con temple ante la adversidad que enfrenta, ese para quien las metas y los objetivos dejaron de ser sueño para convertirse en compromiso.

Cruzar el umbral de esta puerta es visualizar una lluvia de estrellas y muchos regalos; cuestionarnos la verdad de esta magia.

Somos los poseedores de la llave y disponemos de los secretos para recorrer este espacio maravilloso; recuerda que lo que persiste, resiste, deja fluir y déjate llevar.

Crear y crearse; reconstruirse, eventualmente cuando las circunstancias así lo indiquen; inventar para vivir, a fin de cuentas, aceptar por inexorable que sin la creatividad la existencia se convierte en algo monótono, a veces sin sentido.

El secreto que hoy te comparto forma parte de mí hace mucho tiempo, fue una respuesta desde lo profundo del alma a una pregunta que se me hizo en una entrevista: “La vida se trata de crearse en vez de encontrarse”. Es obvio, sabemos en dónde estamos, aunque a veces tratemos de desviar y distraer corazón y razonamientos.

Esta tarea comienza por soltar amarras, evitar ataduras y ligaduras que nos han vinculado a la incapacidad de construir, nada es más falso; el principio es creer en nosotros mismos.

El camino es más sencillo y ameno si hemos asumido la responsabilidad que engrandece de viajar a nuestro interior; necesario en todo momento de la existencia con conciencia.

El valor de crecer va de la mano para inventarse, es condición necesaria en todo tiempo de reflexión.

Para lograr esto último se precisa acallar la distracción que perturba paz y estudio; acudir a esa biblioteca del alma los días de meditar, ese espacio que es un tesoro para los remedios del corazón y de la vida.

Buscar la mágica puerta es el privilegio inigualable de soñar, comprometernos con nuestra vida hace que lo intentes desde hoy.

Al cerrar el año juntos hemos recorrido una parte del viaje; algunos se han dado cuenta de que la ruta siempre es hacia adelante, sin vuelta atrás.

Si eres de aquellos que apenas van a entrar te tengo un gran regalo, la mejor de las sorpresas al darte la oportunidad de abrir tu vida y la conciencia.

¿Eres capaz de reconstruir todo aquello que te conforma?

¿Tienes lo suficiente para celebrar este día?

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