Publicado por Estela Duran Mena el 11 de Octubre de 2009 a las 1:23pm
Somos de las primeras generaciones de padres decididos a no repetir con los hijos los mismos errores que pudieron haber cometido nuestros progenitores.Y en el esfuerzo de abolir los abusos del pasado, ahora somos los más dedicados y comprensivos, pero a la vez los más débiles e inseguros que ha dado la historia.Lo grave es que estamos lidiando con unos niños más "igualados", beligerantes y poderosos que nunca existieron.Parece que en nuestro intento por ser los padres que quisimos tener, pasamos de un extremo al otro. Así que, somos los últimos hijos regañados por los padres y los primeros padres regañados por nuestros hijos.Los últimos que le tuvimos miedo a nuestros padres y los primeros que tememos a nuestros hijos. Los últimos que crecimos bajo el mando de los padres y los primeros que vivimos bajo el yugo de los hijos.Lo que es peor, los últimos que respetamos a nuestros padres, y los primeros que aceptamos que nuestros hijos no nos respeten.En la medida que el permisivismo reemplazó al autoritarismo, los términos de las relaciones familiares han cambiado en forma radical, para bien y para mal.En efecto, antes se consideraban buenos padres a aquellos cuyos hijos se comportaban bien, obedecían sus órdenes y los trataban con el debido respeto. Y buenos hijos a los niños que eran formales y veneraban a sus padres.Pero en la medida en que las fronteras jerárquicas entre nosotros y nuestros hijos se han ido desvaneciendo, hoy los buenos padres son aquellos que logran que sus hijos los amen, aunque poco los respeten.Y son los hijos quienes ahora esperan el respeto de sus padres, entendiendo por tal que les respeten sus ideas, sus gustos, sus apetencias, sus formas de actuar y de vivir. Y que además les patrocinen lo que necesitan para tal fin.Como quien dice, los roles se invirtieron, y ahora son los papás quienes tienen que complacer a sus hijos para ganárselos, y no a la inversa, como en el pasado.Esto explica el esfuerzo que hoy hacen tantos papás y mamás por ser los mejores amigos de sus hijos y parecerles "muy cool" a sus hijos.Se ha dicho que los extremos se tocan, y si el autoritarismo del pasado llenó a los hijos de temor hacia sus padres, la debilidad del presente los llena de miedo y menosprecio al vernos tan débiles y perdidos como ellos.Los hijos necesitan percibir que durante la niñez estamos a la cabeza de sus vidas como líderes capaces de sujetarlos cuando no se pueden contener y de guiarlos mientras no saben para dónde van.Si bien el autoritarismo aplasta, el permisivismo ahoga.Sólo una actitud firme y respetuosa les permitirá confiar en nuestra idoneidad para gobernar sus vidas mientras sean menores, porque vamos adelante lidereándolos y no atrás cargándolos y rendidos a su voluntad.Es así como evitaremos que las nuevas generaciones se ahoguen en el descontrol y hastío en el que se está hundiendo la sociedad que parece ir a la deriva, sin parámetros, ni destino.Espero que este escrito te sea de utilidad!Mtra. en Psic. Estela Durán MenaDirectoraCentro de Psicoterapia Breve e Hipnosiswww.terapiabreve.com56 87 47 00
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¡Excelente! los padres debemos entender de una buena vez que el AMOR es un sentimiento no negociable, que NO DEBEMOS COMPRAR SU AFECTO NO CONSENTIR TODOS SUS DESEOS, que nuestra única misión es cuidarlos y educarlos para que sean capaces de afrontar y superar sus propias pruebas en la vida. Estoy segura de que si todas las madres y padres comprendiéramos eso el índice de divorcio sería mucho menor.
Estimada Estela,
Comparto contigo esta reflexión. Pareciera una moda el hecho de distanciarse de las y los hijos, bajo el estandarte de que "hay que ser amigos de nuestros hijos e hijas". Yo creo que para quienes vivimos la niñez con límites inamovibles, reglas claras y responsabilidades dentro del hogar, hoy, como adultos y adultas, tal vez coincidamos en que definitivamente sí se requiere orden y guía, de forma amorosa por supuesto, para no irnos al extremo. No es tarea fácil para quienes somos padres y madres, encontrar el punto medio para tomar ingredientes de la disciplina "a la antigüita", y aspectos que obligadamente debemos tomar de hoy, dada la gran rapidez conque las cosas han ido transformándose en todos sentidos. Más información accesible, más medios de difusión. Ahora todo lo queremos arreglar con el terapeuta, (con todo respecto para todos y todas), restándonos nosotros/as mismos/as nuestra capacidad de reflexión, intución y aprendizajes. No digo que no se requiera apoyo, claro, pero también hay que probar nuestros propios recursos creo. Hay que estar muy al pendiente de nuestros patrones de conducta, pues fácilmente con tanta "modernidad" nos podemos dejar llevar por la comodidad y desentendernos de nuestras responsabilidades como padres y madres. Saludos cordiales, Ma. Marisela
MUY UTIL TU CONSEJO PODNDRE EN PRACTICA . JAJAJPORQUE MI MARIDO UN DIA ME DIJO OYE A LA NIÑA YA NADA MAS LE FALTA GOLPEARTE ES QUE LA CANIJA LUEGO SE LE SUBE LO ALVAREZ Y AGARRATE PEDRITO!!!! PERO BUENO LEYENDO AQUI APRENDO QUE SOY LA LIDER NO SU CARGADORA BESOS Y COSQUILLAS LULUSA
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¡Excelente! los padres debemos entender de una buena vez que el AMOR es un sentimiento no negociable, que NO DEBEMOS COMPRAR SU AFECTO NO CONSENTIR TODOS SUS DESEOS, que nuestra única misión es cuidarlos y educarlos para que sean capaces de afrontar y superar sus propias pruebas en la vida. Estoy segura de que si todas las madres y padres comprendiéramos eso el índice de divorcio sería mucho menor.
Comparto contigo esta reflexión. Pareciera una moda el hecho de distanciarse de las y los hijos, bajo el estandarte de que "hay que ser amigos de nuestros hijos e hijas". Yo creo que para quienes vivimos la niñez con límites inamovibles, reglas claras y responsabilidades dentro del hogar, hoy, como adultos y adultas, tal vez coincidamos en que definitivamente sí se requiere orden y guía, de forma amorosa por supuesto, para no irnos al extremo. No es tarea fácil para quienes somos padres y madres, encontrar el punto medio para tomar ingredientes de la disciplina "a la antigüita", y aspectos que obligadamente debemos tomar de hoy, dada la gran rapidez conque las cosas han ido transformándose en todos sentidos. Más información accesible, más medios de difusión. Ahora todo lo queremos arreglar con el terapeuta, (con todo respecto para todos y todas), restándonos nosotros/as mismos/as nuestra capacidad de reflexión, intución y aprendizajes. No digo que no se requiera apoyo, claro, pero también hay que probar nuestros propios recursos creo. Hay que estar muy al pendiente de nuestros patrones de conducta, pues fácilmente con tanta "modernidad" nos podemos dejar llevar por la comodidad y desentendernos de nuestras responsabilidades como padres y madres. Saludos cordiales, Ma. Marisela